domingo, 16 de enero de 2022

Jugzar vs prejuzgar

40 años de Grease en 25 curiosidades – Mamis y bebés 

Existe la recurrente pregunta de si estamos haciendo lo correcto o no cuando practicamos BDSM. Lo cual podría trasladarse del que al quien y preguntarnos si somos buenas personas o, por el contrario, somos unos enfermos o unos malvados (o unos malvados enfermos). Cuando nos saltamos la dieta cinco minutos para pedirnos una hamburguesa con patatas fritas, nos gusta atizarnos a nosotros mismos haciéndonos sentir las peores personas del mundo. Segundos después justificaremos nuestra acción repitiéndonos "por una no pasa nada" o "me lo merecía". Así de bien funciona el órgano más perfecto que tenemos dentro: el cerebro.

¿Somos malas personas por hacer lo que hacemos en un contexto BDSM? Desde el desconocimiento parece que seamos villanos y/o enfermos. Aunque yo opino que quien se tira en paracaídas o quien disfruta con las películas de Antena 3 de los sábados por la tarde son unos enfermos. Todo es cuestión de tener o no tener la información. O dicho de otra forma, juzgamos a la ligera: prejuzgamos.

Puede que una sesión BDSM, fuera de contexto y sin la información necesaria, parezca algo propio de personas que, en algún momento del día, han perdido media docena de tornillos y alguna que otra tuerca. Pero debemos recordar siempre que esas mismas personas están haciendo lo que hacen de manera voluntaria, consensuada y en un entorno sano y seguro.

Es decir, practicar BDSM es más seguro que tirarse en paracaídas y mucho más reconfortante que tragarse una película de Antena 3 de un sábado por la tarde.

Estoy seguro de que este texto no servirá para mucho porque los convencidos del BDSM solo habrán leído obviedades mientras que los neófitos desconfiarán de lo que digo. Y esa es la diferencia que nos separa: para juzgar algo tenemos que vivirlo (o intentarlo). Puedo seguir pensando que los que se lanzan desde las alturas con un trozo de tela cosida a la espalda no están bien de la cabeza y sé que nunca haré algo parecido así que continuaré argumentado que son unos enfermos aunque carezca de información, lo cual me convertirá en el idiota de la ecuación. Seré un prejuicioso. Respecto a las películas del sábado por la tarde en Antena 3, he visto unas cuantas para saber que invitan a la siesta más profunda. Así pues puedo seguir juzgándolas, aunque no las vea cada sábado.

La pregunta es: ¿queremos seguir sentados en el sofá viendo soporíferos telefilmes alemanes sobre un perro que salvó el matrimonio de un doctor con amnesia o queremos ponernos el paracaídas y emular a Ícaro?

Ahí está la clave, para juzgar debemos saber más. 

Quizás deba dejar de catalogar a los paracaidistas de locos y así la gente dejará de catalogarme a mí de enfermo.

domingo, 9 de enero de 2022

Sobre el 2022

YARN | You are like Don Quixote, | Death Becomes Her (1992) | Video gifs by  quotes | 386786d4 | 紗

Una vez "testeada" la primera semana de este recién estrenado 2022 ha llegado el momento de reflexionar sobre que buscamos y olvidar cuanto buscábamos en el 2021 y no conseguimos. Porque, reconozcámoslo, construir planes sobre los planes descartados es una locura propia de quien acumula basura en el garaje de su casa. No significa renegar de nuestros fracasos porque esos fracasos son también parte del lego con el que se construye nuestro futuro. Aunque quizás no sea del todo inteligente cargar con la losa de los fracasos cuando lo que buscamos somos éxitos.

Catalogar la vida en éxitos y fracasos es una forma occidentalizada de vivir donde la felicidad se alcanza en la acumulación éxitos. O en conseguir más éxito que tu vecino.

Por supuesto que he fracasado, tanto por culpa mía como por culpa de otros. Aunque incluso en la culpa ajena existe la responsabilidad propia. También he triunfado aunque el gordo de la primitiva sigue resistiéndoseme. Ese si que sería un gran, occidental y materialista éxito. Ojalá. Pero no, sigo igual de pobre que siempre, igual de amo que siempre, igual de reflexivo que siempre e igual de idiota que siempre.

¿Qué he aprendido en este 2021? Quizás cosas que ya sabía. La principal es volverme a reafirmar en no permitir que nadie piense que su tiempo es más valioso que el mío. Ya sea porque llega diez minutos tarde a una cita como si me hacen perder toda una tarde. Siempre he sido un talibán en eso y cada vez lo soy más. Estoy convencido de que eso no cambiará y quizás no sea un aprendizaje del año que acabó sino una reafirmación en que, a medida que se cumple un año tras otro, cada vez tengo menos ganas de perder el tiempo con personas que solo valoran el tiempo cuando es el suyo.

Otra cosa que he aprendido es que la vida es un suspiro y como tal, puede acabar tan rápidamente como se concibe. Si eso lo sumamos al concepto "perder el tiempo" la combinación es explosiva y me lleva al firme propósito de ser más egoísta y menos generoso con cierto tipo de personas. Sí, he dicho egoísta, esa es la palabra. Ego. Porque si domesticas tu ego para contentar a los demás dejas de ser tú. Punto y final.

También he aprendido a juzgar mejor, o, al menos, a asumir los prejuicios, pedir perdón y dar segundas oportunidades. Que nunca serán terceras por eso de perder el tiempo... He aprendido que perseguir imposibles es un imposible en sí mismo, sobre todo cuando hay cientos de posibles al alcance de la mano. Vestirse con una coraza y luchar contra dragones es divertido, pero cuando la coraza está oxidada y necesitas ayuda de tu escudero para subir al caballo, ha llegado el momento de dedicarse a la buena vida y dejar que otros más jóvenes luchen contra dragones imposibles. Porque no siempre seremos Quijotes ni siempre tendremos a un Sancho Panza a nuestro lado.

He aprendido y me he equivocado. Dos cosas que van de la mano. Sobre todo he aprendido a valorar lo propio por encima de lo que me puedan ofrecer otros y, en misma esa medida, ofrecer lo propio solo a quien valora lo ajeno. Esa es la enseñanza más importante del 2021 y un firme propósito para el 2022.