Ahora que se aproxima el fin de año (como cada año, por otro lado) llega el momento de hacer reflexiones sobre lo sucedido y propósitos para el año que está pendiente de estrenar, confeccionando una de esas listas de espacios comunes que absolutamente todos deseamos visitar pero nunca tenemos tiempo:
-Ir al gimnasio
-Arreglar el trastero
-Aprender idiomas
-Cuidar la alimentación
-Dejar de fumar
-Probar el BDSM
Ya os avanzo, de forma evidentemente egoísta, que el único de los propósitos a vuestro alcance es el último. Porque probar el BDSM es mas asequible (y menos doloroso) que arreglar el trastero.
Entiendo que al leer este texto, muchos diréis que hablo desde mi negociado. Como esos periodistas deportivos que, incapaces de abandonar la camiseta de su equipo, pretenden maquillar el forofismo con imparcialidad pero cuando abren la boca todo son sapos y culebras para todo aquello que tenga un color diferente al que viste. Pero debéis saber algo: todos hablamos desde nuestro negociado.
-¿Has practicado yoga?
-Creo que no es para mi.
-Pues deberías.
Claro, el yoga le gustará a todo el mundo. Como el BDSM o la serie de moda en Netflix.
Pero la realidad es otra: todos defendemos aquello que nos interesa y lo hacemos con argumentos propios que suelen manipular (en diferentes grados) la realidad. O por decirlo de otra forma: defendemos nuestro negociado desde una visión parcial e interesada de la realidad.
¿Os estoy diciendo que probéis o sigáis practicando BDSM porque soy parte interesada? Podría deciros que no. Y al acabar de leer este texto vais a comprar a la pescadería, confiando en la palabra de vuestro tendero que os dice que la merluza acaban de traerla desde noruega y está tan fresca que hace media hora estaba haciendo un monologo ella sola en la cámara frigorífica. Pero resulta que esa merluza tiene mas solera que vuestros abuelos sentados en la cena de navidad y la pescó un vikingo hace cientos de años. Pero confiáis en esa persona que os vende el pescado de la misma forma que confiáis en vosotros mismos cuando redactáis la lista de propósitos de año nuevo. Y todo eso sucede porque queremos confiar, queremos ser felices aunque nos mientan o nos mintamos. Queremos salir de la rutina del sexo convencional o de la carne empanada.
Practicad BDSM, probadlo o seguid intentándolo, comprad merluza, apuntaos al gimnasio y aprended Esperanto.
Bueno, lo del Esperanto no...
"BDSM ne estas vivmaniero sed momento de intenseco, kiu igas nin sentiĝi vivantaj."