martes, 27 de diciembre de 2022

Propósitos de año nuevo


Ahora que se aproxima el fin de año (como cada año, por otro lado) llega el momento de hacer reflexiones sobre lo sucedido y propósitos para el año que está pendiente de estrenar, confeccionando una de esas listas de espacios comunes que absolutamente todos deseamos visitar pero nunca tenemos tiempo:

-Ir al gimnasio

-Arreglar el trastero

-Aprender idiomas

-Cuidar la alimentación

-Dejar de fumar 

-Probar el BDSM

Ya os avanzo, de forma evidentemente egoísta, que el único de los propósitos a vuestro alcance es el último. Porque probar el BDSM es mas asequible (y menos doloroso) que arreglar el trastero.

Entiendo que al leer este texto, muchos diréis que hablo desde mi negociado. Como esos periodistas deportivos que, incapaces de abandonar la camiseta de su equipo, pretenden maquillar el forofismo con imparcialidad pero cuando abren la boca todo son sapos y culebras para todo aquello que tenga un color diferente al que viste. Pero debéis saber algo: todos hablamos desde nuestro negociado. 

-¿Has practicado yoga?

-Creo que no es para mi.

-Pues deberías.

Claro, el yoga le gustará a todo el mundo. Como el BDSM o la serie de moda en Netflix.

Pero la realidad es otra: todos defendemos aquello que nos interesa y lo hacemos con argumentos propios que suelen manipular (en diferentes grados) la realidad. O por decirlo de otra forma: defendemos nuestro negociado desde una visión parcial e interesada de la realidad.

¿Os estoy diciendo que probéis o sigáis practicando BDSM porque soy parte interesada? Podría deciros que no. Y al acabar de leer este texto vais a comprar a la pescadería, confiando en la palabra de vuestro tendero que os dice que la merluza acaban de traerla desde noruega y está tan fresca que hace media hora estaba haciendo un monologo ella sola en la cámara frigorífica. Pero resulta que esa merluza tiene mas solera que vuestros abuelos sentados en la cena de navidad y la pescó un vikingo hace cientos de años. Pero confiáis en esa persona que os vende el pescado de la misma forma que confiáis en vosotros mismos cuando redactáis la lista de propósitos de año nuevo. Y todo eso sucede porque queremos confiar, queremos ser felices aunque nos mientan o nos mintamos. Queremos salir de la rutina del sexo convencional o de la carne empanada.

Practicad BDSM, probadlo o seguid intentándolo, comprad merluza, apuntaos al gimnasio y aprended Esperanto.

Bueno, lo del Esperanto no...

"BDSM ne estas vivmaniero sed momento de intenseco, kiu igas nin sentiĝi vivantaj."



martes, 6 de diciembre de 2022

El planeador


Hay dos formas de enfrentarte a tu primer viaje en planeado. Sea cual sea la forma, tu cerebro siempre formulará cientos de preguntas todas con la misma respuesta: ¿por que no? Cuando nos preguntamos acerca de acontecimiento que creemos vitales (y subirse a un planeador plantea opciones donde pierdes toda vitalidad) las respuestas suelen ser siempre negativas, rebuscando entre las telarañas de nuestra mente aquellas excusas que mejor construidas estén, las que mas nos convenzan. El símil del político: que la mentira parezca una brillante verdad. Y eso se consigue a fuerza de repetir la mentira o bien despreciando cuanto de real hay en la realidad misma.

Antes de subirme a un planeador mi mente construirá cientos de excusas para no hacerlo, comenzando por alguna noticia de algún planeador estrellado (que puede incluso ser falsa) hasta la necesidad de volver a  casa a abrazar a tus seres queridos (o a tus Funkos, si vives solo).

Llegado el momento de la verdad, contemplas a todos esos otros seres humanos tomando asiento en la incómoda cabina de los planeadores alineados en la pista, uno tras otro. Pues no parece que sepan que van a morir en una terrible agonía empotrados contra el suelo, te dices. Todo lo contrario, parecen sonreír, hace viento, las temperaturas indican que hay muchas bolsas de aire caliente en el cielo y todo se plantea como el mejor de los escenarios. La mejor de las experiencias. Algo único.

Pero te niegas a subir al planeador, mientras ese político que llevas en tu interior sigue construyendo mentiras para que mantengas los pies firmemente pegados al suelo. Para que votes por quedarte en tierra abrazando el conformismo mas radical.

Finalmente decides subir al planeador y acaba siendo una de las experiencias mas fantásticas de tu vida.

Podrías haberte estrellado, claro. 

La única vez que me subí en un planeador estaba aterrado, acabe vomitando, mareado y con ganas de morir. Pero fue una de las experiencias mas hermosas de mi vida. 

De la vida.

Y así es la vida.