Una de las principales causas de frustración (en la sociedad actual) son las expectativas, tanto las propias como las creadas por otros que en realidad son las mismas porque las propias nos las imponemos como consecuencia de las ajenas. Creemos que para “vivir” es necesario conseguir lo que nos han dicho que debemos conseguir: una pareja, un trabajo, una casa, unos hijos, un estatus social, una estabilidad, etc.
Pero esto no siempre es así.
Aseguran que el trabajo dignifica a la persona, aunque hoy en día cada vez es más complicado encontrar un trabajo digno o un trabajo que nos haga felices. No obstante necesitamos ese trabajo porque es el que nos da el dinero para conseguir eso “además” que nos ha dicho que nos hará felices. Si no tenemos un trabajo que nos guste tendremos que desempeñarlo de todas formas para conseguir el resto.
Aseguran que tener pareja, incluso hijos, es el objetivo de todo ser humano. La procreación. La gente se apunta a Tinder y solo encuentran gente que dice querer una relación, pero todo lo que quiere es amor horizontal, rápido y satisfactorio. Un polvo, vamos. Y, a poder ser, sin procreación posterior. Para conseguir eso somos capaces de mentir, claro. Porque no hay placer sin culpa. ¿Y el amor? ¿Y la amistad? ¿Y la pareja? Pues no están ni en Tinder, ni en Instagram ni en un bar a las 3 de la mañana.
Aseguran que tener una casa es un objetivo en la vida. Lo del derecho a la vivienda diga y todo eso está muy bien para ponerlo en los panfletos de propaganda electoral pero la realidad es que el acceso a una vivienda está imposible (sea indigna o no) y si lo consigues deberás hipotecarte el resto de tu vida en un trabajo que te hará profundamente infeliz.
¡Eh! ¡Que conozco a alguien que tiene un trabajo que le gusta y se ha comprado una buena casa! Claro, siempre hay algún pelirrojo en una fiesta.
¿Cómo escapar a esta perversa trampa? En primer lugar, escapando a esas falsas expectativas, porque son falsas, sin más. ¿Qué entras en Tinder buscando pareja o amistad y encuentras sexo? Pues asume que esto es así y disfrútalo o salte de Tinder. Pero no te quejes porque ni Tinder ni las personas van a cambiar y a ser lo que tu esperas que sean. ¿Qué tu trabajo no te hace feliz? Pues asume que un trabajo no tiene por qué proporcionarte felicidad si te proporciona el dinero que te dará la felicidad en otro ámbito de tu vida. ¿Qué no tienes piso propio? Pues encuentra la parte positiva en que tu casero te rescinda el contrato y puedas cambiar de vivienda cada 5 años.
Ironías aparte, la felicidad, si es que existe, consiste en eso: en comprender que el conformismo no es una rendición. Y, sobre todo, el comprender que nuestras frustraciones nacen de las falsas expectativas.
Mejor a follar que es gratis y es un
magnífico ejercicio cardio. ¿Y si follo con alguien y es un desastre? De nuevo…
tus expectativas son tu peor enemigo.