domingo, 28 de enero de 2018

Voyeur (relato breve)

Fotos Y Relatos Porno De Vouyer Y Exhibicionistas Sexadictos Xxx | Free Hot  Nude Porn Pic Gallery

No nos conocemos. O, mejor debería haber dicho que nunca nos hemos visto en persona. Hemos hablado si, varias veces y, pese a algunas diferencias, hemos entendido que buscamos lo mismo. Llego a la puerta de tu piso, ya me estás esperando, nerviosa. Hemos dicho que nada diríamos así que me coges de la mano simplemente y con la guía de ese breve pedazo de piel húmeda y caliente, me conduces hasta una habitación, es tu dormitorio. Hay una silla frente a la cama, tal y como habíamos acordado también. La estancia está en penumbra, temblorosamente iluminada por media docena de velas, colocadas estratégicamente, supongo. Me quito el abrigo y tomo asiento. Tú te diriges a la cama, vestida con un bonito traje azul que imagino has escogido después de muchos otros. Te das la vuelta y comienzas a quitártelo. No digo nada, solo me esfuerzo para que, ni tan siquiera, adviertas esa ansiedad que hace que mis manos tiemblen involuntariamente. Estás completamente desnuda y comienzas a girar sobre ti misma, comenzando un extraño baile, acercándote y alejándote de mí, mostrándome cada rincón de tu cuerpo, cada pliegue de tu piel, cada olor. Solo eso porque no puedo tocarte, no quieres que te toque. Eso es lo que hemos acordado. Entonces te tumbas en la cama y abres las piernas, mostrándome tu sexo maravillosamente húmedo. Levantas un momento la cabeza y sonríes, luego vuelves a bajarla y comienzas a masturbarte. Yo te observo mientras mi pene lucha contra la tela que le impide salir de su prisión e ir a tu encuentro. No debo tocarme, solo mirarte. Observar como gimes y te revuelves, como tus dedos rodean tu sexo, frotan tu clítoris y finalmente se introducen en tu interior: uno, dos, tres. Quiero entrar en ese sexo, quiero sumergirme en ti, quiero lamer la sal de tu piel y perderme entre tus pechos. Pero no debo así que sigo observándote como luchas por conseguir tu orgasmo mientras yo hago lo mismo pero lo contrario. Tú te expandes, yo me contraigo. Al final, un enérgico grito invade toda la casa. Levantas la cabeza y me miras, estás sudorosa, sonriendo. Yo también sonrío, me levanto de mi silla y abandono tu casa. Ese era el acuerdo. ¿Volveré otro día? Quien sabe, aunque la posibilidad de que no se repita tampoco va a anular los sentimientos que se han apoderado de mi cuerpo y de mi mente. Camino lentamente hasta mi moto, aunque, en el último momento, me doy la vuelta y observo el edificio, intentando imaginar cuál será la ventana de tu habitación, queriendo imaginar que eres tu quien me observa ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario