viernes, 9 de abril de 2021

Una primera conversación entre un amo y su futura sumisa (o no)

 

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Persona sumisa (o curiosa)

Persona dominante

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¿Me puedes explicar lo que es el BDSM?

La versión corta sería la relación que se establece entre una persona que desea dominar y una persona que desea ser dominada.

¿Entonces BDSM es lo que aparece en la película “50 sombras de Grey”?

Si crees que lo que sucede en “Guardianes de la Galaxia” es lo que sucede en la galaxia, pues vale, tu nivel de credulidad está un poquito estropeado. Porque o que sucede en “50 sombras de Grey” poco o nada tiene que ver con el BDSM real más allá de que aparecen unas prácticas. Los amos no somos ricos y guapos (o no todos), tampoco practicamos BDSM porque tengamos un trauma ni aun menos buscamos a las muchachas más inocentes para hacerles firmar un contrato inexistente. En el otro lado, las sumisas no son todas el estereotipo que vemos en esa película. Pero más allá de los personajes (ridículos donde los haya), cuanto sucede poco tiene que ver con el BDSM real donde todo es más divertido, menos oscuro, más sano y menos “peliculero”.

Vale, ¿entonces que es el BDSM?

El BDSM es un conjunto de prácticas alternativas donde dos (o más) personas deciden, desde su total libertad, someterse o someter a otros en un marco donde existen un conjunto de prácticas consensuadas.

¿Sadomasoquismo?

No, eso es una parte del BDSM, el encuentro de alguien sádico con alguien masoquista. Pero el BDSM es muchísimo más, con relaciones donde no hay ni sádicos ni masoquistas. Relaciones donde no hay dolor. ¿Alguna vez te han atado a una cama? ¿O te han atado las manos o puesto un vendaje en los ojos?

Si, pero éramos pareja y era dentro del sexo de pareja. Nunca me dejaría atar por un desconocido.

Si te dejases atar por un desconocido tendrías un problema fuese BDSM o no. Muchas personas creen que el peligro en el BDSM se multiplica por la indefensión de las personas dominadas. En primer lugar, hay que decir que no te atará un desconocido sino alguien que tú has decidido (desde tu libertad) que te ate y eso sucederá después de muchas conversaciones donde estableceréis un clima de confianza muta y donde hablaréis de todo cuanto sucederá. Estoy seguro de que en alguna ocasión has hecho cosas más peligrosas con desconocidos y nunca te lo has planteado así. Pero el BDSM, a la vista de alguien que no lo conoce, es algo peligroso donde un amo es un desquiciado que podrá hacerte cuanto desee.

¿Y no es así?

En primer lugar, quienes practicamos BDSM no somos desquiciados. Por supuesto que hay desquiciados, pero también los hay en tu lugar de trabajo, en tu familia o en tu comunidad de vecinos. El BDSM no mueve a la gente desquiciada a hacer cosas malas. Ese es el gran estereotipo.

Vale, no sois unos desquiciados, pero estoy segura de que pretendes hacerme cuanto desees.

Posiblemente si, pero lo que yo deseo no es lo que haré contigo sino lo que ambos deseemos. En el BDSM todo se consensúa, se habla, se pacta, se marcan límites. Lo que sucede en una sesión tiene un escenario perfectamente delimitado.

¡Entonces es el contrato que le hacía firmar Grey a Anastasia en “50 sombras de Grey”!

Ese contrato, además de ridículo, no tienen ninguna validez. Si alguna vez, como sumisa, un amo te sugiere que firméis un contrato… puedes firmarlo, claro. Pero tendrá tanta validez como un papel destruido por el fuego.

Vale, entonces todo se pacta, verbalmente.

Eso es. Mucha gente cree, erróneamente, que la sumisa debe hacer cuanto el amo desee. El tópico de “doblegarse ante la voluntad del amo”. Eso es mentira, otra leyenda urbana acerca del BDSM. En realidad, la sumisa solo debe hacer aquello que desee, de la misma forma que el amo solo debe hacer aquello que desee. Ese punto de intersección entre lo que ambos desean es cuanto sucederá. Con mayor o menor intensidad, claro.

¿Y si tengo dudas sobre alguna práctica?

En el BDSM existe un margen donde ambos deben descubrir, explorar, probar, pero eso no significa que debas hacerlo sí o sí. Si, por ejemplo, te apetece probar que te pongan pinzas en los pezones, pero tienes dudas sobre si soportarás el dolor, entonces esa práctica es uno de tus “quizás” y deberéis probarlo (cuando estés preparada mentalmente), comenzando poco a poco, aplicando cada vez más presión. Si en algún momento te duele demasiado y no quieres continuar, lo dices y esa práctica se descarta de vuestro escenario. Es sencillo.

El dolor… ¿el BDSM es dolor?

No necesariamente, tampoco es sexo, ni humillación, ni ser atada. El BDSM es aquello que tu quieres que sea. Lo que mas te excite hacer o probar. Por supuesto que puede haber una relación entre dominante y dominado sin dolor, sin sexo o sin cuerdas, si es lo que ambos desean desde su libertad.

Siempre hablas de libertad, pero no entiendo esa libertad cuando estoy atada a la cama a merced de alguien.

Porque tú, desde tu libertad, has decidido estar así.

Vale, lo comprendo. Pero tengo que pensarlo… creo que me arriesgo demasiado

Nadie te dice que hagas nada si no estás preparada.

¿Y si quedamos para cenar y seguimos hablando?

Te recuerdo que estamos en Barcelona, en plena pandemia y, además de que los restaurantes cierran de noche, hay toque de queda.

Menuda mierda…

Pues si…

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