jueves, 17 de junio de 2021

Enamorarse de un amo

Mi collar.. | Penélope 

Vaya por delante que no sé si estoy demasiado convencido con la definición de eso que alguno llaman "amor". Existe lo de las mariposas en el estómago (si has estado corriendo con la boca abierta por un prado), también existe el estar a gusto con alguien (aunque no haya dinero de por medio), Existe la química del cerebro que se desata de golpe entre dos personas (alcohol mediante) y existen mil condicionantes subjetivos que nos hacen imaginar que es amor "tradicional" lo que estamos padeciendo. Como decía Groucho Marx, lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado. Quizás eso explicaría por qué hay tantas farmacias como juzgados

Vale, aceptamos "amor" como animal de compañía.

Hablemos entonces de sentir algo por una sumisa (o por un amo) más allá de la sumisión, una atracción personal fuera de látigos y collares. ¿Puedo enamorarme de un amo? Si crees que puedes, entonces sí. Del mismo modo el amo puede enamorarse de la sumisa. Quizá la pregunta no sea "puedo" sino "he de". Debemos enamorarnos, siempre, incluso aunque no creamos en el amor" porque en el proceso se generan una emociones que nos empujarán a alcanzar eso otro que llamamos "felicidad". ¿Pero debo enamorarme de un amo?

Hay que tener cuidado en buscar en un amo algo más que simplemente un amo por una sencilla razón: la relación establecida  entre amo y sumisa nunca es una relación "al uso". Las relaciones entre amos y sumisas se circunscriben en una complejidad emocional e intelectual que está por encima de nuestra cotidianidad. Si a todo esto le sumamos el componente "amor" entonces estaremos construyendo un peligroso cóctel molotov que nos explotará en las manos si no sabemos manejarlo. En una relación de pareja hay que saber diferenciar perfectamente cuando adoptamos un rol y cuando no. Pongamos un ejemplo: sois dominantes y discutís con vuestra pareja por cualquier motivo, imaginad que después, en una sesión, utilizáis vuestra posición de superioridad para hacerle pagar por algo que no tiene nada que ver con la relación Amo/sumisa sino con la relación de igual a igual. Suena terrible, ¿verdad? Suena a abuso. Es abuso. Y lo peor es que la persona dominada no se está dando cuenta de ello. Ahora imaginad la persona dominada, quien se ve duramente castigada sin motivo, sin entender que las motivaciones vienen la vida cotidiana más allá de los roles. Y este es solo un pequeño ejemplo.

Los roles los tenemos perfectamente definidos, pero a veces pueden diluirse por sí mismos. Si sumamos el BDSM a una relación de pareja (o amor) puede tener consecuencias desastrosas. Y suelen tenerlas.

¿Puedes enamorarte de un amo? Por supuesto. ¿Debes? No te lo recomiendo.

Ni viceversa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario