jueves, 8 de julio de 2021

Desnudarse

 IGNATIUS | Vive como un mendigo, baila como un rey – La Llama Store

Estoy acabando de leer la autobiografía de Ignatius titulada "Vive como un mendigo, baila como un rey". Cuando hablo sobre un libro, suelo obviar su diseño porque en las brumas de la literatura, la forma nunca debería imponerse sobre el fondo. No obstante este libro, en su diseño, es tan bonito y está todo tan bien encajado que uno se pregunta que pretendían con tal dispendio artístico para enmarcar cuatro letras. Uno de los libros con un diseño más cuidado que han pasado por mis manos. Respecto a lo bonito del contenido, es Ignatius: o te gusta o lo odias. A mí suele gustarme, en especial cuando me disgusta.

Este texto no va sobre el cómico tinerfeño, sino sobre su capacidad para hablar de uno sin esconder absolutamente nada. Admiro esa capacidad de convertir la tragedia en humor. El manual del cómico asegura que la comedia es tragedia + tiempo. Pero con Ignatius el tiempo no existe porque transforma sus tragedias (propias) en humor. Y lo hace de una forma tan orgánica que no sabes si debes reírte con él o del él. Tengo la teoría de que Ignatius se siente más cómodo si nos reímos de él. A veces dudo de que sea realmente un humorista. Por eso me resulta fascinante esa capacidad de ahondar en la miseria y que el drama (o la tragedia) resulten humorísticos a los ojos del resto.

Volvamos al nudo gordiano que es el mejor de los nudos: este texto va sobre desnudarse en público sin tapujos. Y no hablo de algo literal. Ojalá, pero no. En este caso la metáfora no incluye una persona quitándose lentamente un traje regional al ritmo de una jota aragonesa. No soy tan perverso. O sí. Ahora mismo tengo en mente a varias personas a las que me gustaría ver haciendo eso. O no.

Hay personas que tienen blogs donde, desde el anonimato, se desnudan por completo, se abren en canal y muestran sus vísceras al mundo. En eso consiste desnudarse. No tengo claro que yo, en este modesto blog, sea uno de ellos. Ojalá sí.

Por  mi forma de ser, la única forma de decir todo cuanto te pase por la cabeza, sin filtro, es el anonimato. Por eso me gusta Igantius, porque es capaz de hacerlo sin esa red de seguridad que es el paso del tiempo, dando la cara y convirtiendo eso en reflexión y humor.

Escribid donde sea, desde el anonimato o no, si tenéis un blog escribid y seguid escribiendo. Aunque sintáis que nadie os lea. Porque, como hace Ignatius, como intento hacer yo: escribimos para escucharnos en voz alta.

Tan solo eso.

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