El BDSM no es un mundo fácil, sobre todo en la parte que toca las relaciones personales, no me refiero a la técnica ni al valor ni a esos ridículos trajes de cuero con una cremallera en la boca. Porque nada es fácil en las relaciones personales sean del tipo que sea. Pero es que resulta que en el BDSM todo es más difícil. Aunque también puede ser (muy) fácil. ¿Cuál es la verdad entonces? Galimatías introductorios aparte, debo reconocer que no soy una persona fácil cuando conozco a alguien en mi faceta como amo. Pero también puedo ser terriblemente fácil. Me explicaré: con ciertas personas, desconozco el motivo, siempre llego a un punto de no retorno. Y no porque el cohete ya haya alcanzado la estratosfera sino porque se ha estrellado contra el suelo. Sería idiota si no reconociese mi parte de culpa. No obstante, con otras personas, todo fluye y es fácil. ¿Soy yo o son ellas? Creo que cuando el cohete se estrella antes de partir a otros mundos, el problema es que no soporto la bipolaridad ajena. Años atrás, yo era de otra manera, era más tolerante a los cambios de opinión de los demás. Pero hoy en día no soporto esas mentes binarias donde todo es negro o todo es blanco. Quizás porque cada vez son menos los años que me quedan por vivir y tampoco soporto la idea de perderlos con gente que no parece tener claro lo que quieren. Para la gente con problemas de comprensión lectora he de aclarar que he dicho "gente que no PARECE tener claro lo que quieren", no gente que no lo tiene claro. Antes veía esos miedos ajenos, me armaba de infinita paciencia y recibía los embistes cuál aguerrido caballero medieval, esperando momentos mejores en el combate. Pero ahora tengo la armadura abollada y la paciencia agotada. Podéis pensar que me he vuelto insensible, que soy inflexible, que no comprendo a los demás... puede que tengáis razón, O no. Lo único que se es que ahora quiero vivir tranquilo y que otros los que se arriesguen a comer los yogures caducados (nueva nota para la gente con dificultad de comprensión lectora: a esto se le llama metáfora).
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