sábado, 25 de febrero de 2023

Soy idiota


No soy perfecto. Bajo el prisma de la objetividad puede que no alcance a ser una persona de casi bien. Tengo mis defectos que son muchos y eso combinado con una edad que no es poca, me convierte en alguien con la misma férrea voluntad de una persona a dieta frente a una pizza sin piña. El ansia y la desidia se mezclan en nuestra forma de ser y cuando algo apetece, apetece mucho pero, de la misma manera que perdemos el interés rápidamente. Y eso sucede con segundos de diferencia tan solo. Como un bipolar que no sabe donde ha guardado la medicación. 

No soy perfecto, y eso quizás (o seguro) afectará a quienes me rodean. Siempre he intentado evitar que la gente se sienta incómoda, incluso durante una sesión de BDSM aunque esté tirando del pelo e insultando a otra persona. Incluso en esos momentos, intento ser buena persona porque estoy firmemente convencido que se puede ser perverso desde la bondad y la generosidad sin que eso pueda interpretarse como que me he convertido en una nube de algodón donde los unicornios vomitan arcoíris. En un ejercicio de puro egocentrismo (lo que es este blog, vaya) he de decir que puedo proporcionar experiencias únicas a los demás y el creerme con este poder cuasi infinito (como un Thor del marca blanca del Mercadona) hace que, en ocasiones, la frustración barnice todas y cada una de mis palabras. Como ese villano con risa exagerada que dice "no sabéis quien soy yo" antes de apretar un botón y convertir una pequeña ciudad de Wisconsin en una ensalada César. 

No soy perfecto y eso también hace que la gente, charlando antes de una primera sesión, acaben viéndome como un amigo en vez de como a su amo y la sesión finalice antes ni tan siquiera de comenzar. Cuando conozco a una persona que quiere ser sumisa, cuando charlamos en persona antes de la sesión, siempre intento ver a esa persona como simplemente la persona y después permitir que la mazmorra nos ponga en nuestro lugar.

Revisando estos primeros párrafos me doy cuenta de que además de imperfecto, egocéntrico, o voluble, también puedo ser profundamente idiota. Intento convencerme a mi y a quien me lea que, a pesar de mis defectos, tengo tanto a aportar a la sociedad como el psicópata que asegura ante el juez "ella lo merecía". Así que huyamos de frases hechas para el descargo y vamos al turrón: soy imperfecto y me cuesta cambiar muchas cosas de mi mismo. Como amo debo contener la impaciencia y la frustración, como persona debo impedir la permeabilidad de cuanto me sucede como amo. Pero esto acaba convirtiéndose en la pesadilla que se muerde la cola (esta bien escrito: pesadilla, no pescadilla) porque, como soy imperfecto, también soy incapaz de que las emociones del amo no afecten a la persona... y viceversa. Durante las sesiones, estoy focalizado y nada me afecta, en esos momentos el amo es una máquina perfecta de generar un entorno donde ambos obtenemos cuanto deseamos. Pero en el mismo instante que el amo sale de la habitación sigue siendo el mismo idiota. ¿Por que cuando estoy dentro de la mazmorra soy una persona diferente que cuando estoy fuera? Con los años he descubierto que ese es mi punto débil porque fuera de la mazmorra, aunque siga pensando como un amo, también soy esa persona imperfecta que se equivoca constantemente. Y lo que los demás perciben es a un amo ansioso, voluble y egocéntrico.

Quizás debería vivir siempre dentro de la mazmorra. Este texto, quizás sea la forma de pedir disculpas a todas esas personas a las que fallé siendo amo antes o después de las sesiones. Porque esas personas seguían viendo al amo y, fuera de la mazmorra, a veces puedo ser un idiota y eso les hace imaginar que no quieren comenzar o continuar con un amo idiota, con un amo ansioso o que no es capaz de manejar la frustración.

Y después de este ejercicio donde me he golpeado con un cilicio con púas, he de decir que no creo que todo sea malo porque, a pesar de que no tengo edad para cambiar muchas cosas de mi, tengo la edad de reflexionar y evitar las piedras en el camino. Aunque siga tropezando en algunas.

Hablo mucho, escribo mucho, en ocasiones puedo parecer demasiado intenso. Soy consciente de ello. Y, lo mas curioso de todo, es que esa intensidad no pertenece a la persona ni al amo sino a ese proceso donde la persona se convierte en el amo de otro.

Si eso os ha afectado, os afecta u os afectará... pido perdón, intento cambiarlo. Pero a veces parezco un idiota, lo se.


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