domingo, 6 de agosto de 2023

Reflexiones sobre la humillación en el BDSM



La práctica denominada como humillación en el ámbito del BDSM es (quizás) el concepto que más cuesta asimilar a la gente que nunca ha practicado BDSM. Desde una perspectiva objetiva y desapasionada, que una persona humille a otra provoca decenas de reacciones y todas negativas. Esto sucede, en gran medida, por la descontextualización de la práctica y el hecho de que asociemos la humillación del BDSM como la humillación fuera del BDSM (en la vida real). No nos cabe en la cabeza que alguien obtenga placer siendo insultado, menospreciado e incluso escupiendo a otro igual. Porque esas cosas las asociamos a una conducta totalmente reprobable. Vemos la humillación como algo donde siempre existirá un villano y una víctima. 

En el BDSM hay que contextualizar las palabras. El hecho de que alguien obtenga placer desde su libertad implica que cualquier práctica sea la que sea es lícita si es sana, segura y consensuada. Llegados aquí hay gente que dirá que el hecho de que alguien obtenga placer humillando a otra persona o siendo humillada tiene poco de sano. En todo caso hablaríamos de salubridad mental y si las personas implicadas tienen claro lo que desean y lo ejecutan desde su libertad es al totalmente sano. Aunque desde fuera parezca que esas dos personas tienen un problema mental. Aunque Freud afirmase categóricamente que toda práctica BDSM es un trastorno.

Uno de los mayores escollos en la compresión del BDSM viene del prejuicio. Nadie debería obligaros a hacer nada que no os apetezca, ni en el BDSM ni en la vida. De la misma forma nunca deberíamos juzgar algo que no comprendemos. Volvemos a la pregunta: ¿Cómo alguien en su sano juicio puede obtener placer humillando o siendo humillado?

¿Cómo alguien en su sano juicio hace puenting, paracaidismo o vuelo libre? ¿Cómo alguien en su sano juicio hipoteca 8 horas de su vida al día para servir a otra persona a cambio de dinero? ¿Cómo alguien en su sano juicio come gusanos en un restaurante? ¿Cómo alguien en su sano juicio se encadena a otra persona de por vida porque cree que eso es la felicidad? Y así hasta el fin de los tiempos. Personalmente me parece bien que alguien coma gusanos, haga paracaidismo o se case. Yo no lo voy a hacer porque no me llama la atención pero respeto a quien lo haga porque entiendo que le proporciona placer o bien cree que es algo positivo en su vida. Las comparaciones son odiosas, pero también necesarias.

El principal problema, no del BDSM sino de la humillación es que, aunque a alguien le llame la atención, le va a costar decidirse por esa premisa que plantea lo que significa la humillación fuera del BDSM. ¿Y si no funciona? Algunas personas, practicando sexo, adoptan una postura pasiva, les gusta que les tiren del pelo, les insulten o incluso las escupan. Eso esta demasiado cercano a la humillación. Y no pasa nada por hacerlo si disfrutamos con ello siempre que las personas que practiquen eso se respeten y comprendan el contexto de esa humillación: un juego.

En la humillación, como parte de un juego consensuado, tiene dos vertientes: la humillación física y la intelectual (o verbal). Dentro de la humillación física podemos encontrar prácticas que a la persona humillada no le apetece hacer lo que comporta una humillación el someterse a hacerla, también prácticas relacionadas con fluidos, rituales, degradación, cosificación, etc. Básicamente son aquellas prácticas que el humillado asume como degradantes o humillantes pero que acepta hacer como parte de su servilismo porque se convierte en una humillación que le proporciona placer. Resumiendo sería como "oblígame a hacer algo que no quiero hacer... porque lo que si quiero es que me obligues a hacerlo". En la humillación verbal tenemos prácticas como el menosprecio, insultos, ridículo, etc. 

Entiendo que si no se ha vivido una situación así (dentro del BDSM), todo parece insalubre, malsano, perverso o improcedente. Pero, de nuevo, volvemos a la contextualización de las palabras. Porque no hablamos de hacer todo eso en la cotidianeidad y sin consentimiento. Hablamos de voluntariedad, de roles y de prácticas.

Si os excita la idea de humillar o ser humillados, verbalizado con personas de confianza que creáis que puedan entenderlo y podáis probar con ellos ya sea vuestra pareja, amigos o incluso familiares (hablamos de primos lejanos...). Pero probad y después decid si os ha gustado o no, si querríais repetir o no... si quien escribe esto es un enfermo mental o no.

Freud afirmaría que si.


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