martes, 15 de agosto de 2023

La necesidad que no es virtud


Algunas personas, quizás más de las que somos capaces de imaginar, utilizan el BDSM a modo de desconexión lo cual, en cierta manera, es algo que hace casi todo el mundo con otras actividades con otros nombres. ¿Acaso salir a caminar a la montaña no significa desconectar de la cotidianeidad de la ciudad? Irte de vacaciones significa también tomarte unas vacaciones de ti mismo. Porque es aquí donde volvemos a la palabra clave: cotidianeidad. 

Actos que nos ayuden a evadirnos de la cotidianeidad.

El hastío de la cotidianeidad es lo que nos impulsa a tomarnos unas vacaciones de nosotros mismos, a olvidar esa persona que somos de Lunes a Domingo con tareas, preocupaciones, conflictos y cansancio tanto vital como físico. Lo cotidiano, incluso el fin de semana, nace de la repetición. Tomar unas vacaciones, salir a caminar a la montaña o tener una sesión BDSM significan ese trozo de madera que nos impedirá morir ahogados a no ser que ya esté encima una despiadada Rose asegurando que no hay sitio para dos en esa puerta que flota en un mar cuasi congelado.

Evadirnos no tan solo de quienes nos rodean sino, especialmente, de aquello en lo que nos hemos convertido y no somos capaces de escapar. 

Ponerse un antifaz, meterse en un rol, se convierte en tomarse una vacaciones de uno mismo forzándonos a olvidar todas esas obligaciones pequeñas, medianas y graves que nos impiden irnos a dormir a una hora razonable o continuar durmiendo hasta mediodía. 

Puede que seas joven, puede que tengas más canas de las que desees, da igual la edad que tengas porque el ser humano siempre se autoimpone unas expectativas que nunca va a poder cumplir, convirtiendo nuestra experiencia vital en la mínima expresión del concepto: seguir vivos un día mas.

El BDSM nos rescata de eso. También otras actividades, pero aunque la adrenalina de tirarte en paracaídas sea un chute casi imposible de comparar, existe un detalle del que carece el resto de formas de evasión: el convertirte en otro y liberar tus instintos. Y lo hacemos, practicando BDSM, sabiendo que cuando acabe esa sesión volveremos a la cotidianeidad y a ser nosotros mismos, volveremos a la seguridad que ofrece la repetición y la norma. Volveremos a madrugar con la vista fija en el calendario y en esa fecha que marca nuestra próxima sesión BDSM.

El BDSM no es una solución a nada, pero son las mejores vacaciones imaginables a un todo.

Este texto no pretende convencer a nadie de nada. Quien desee practicar lo hará independientemente de que lea esto o no. Y quien crea que el BDSM es algo imposible para él, seguirá creyéndolo al acabar de leer esto. Este texto es para reafirmarnos en algo que ya sabemos. Reafirmarnos en aquello que somos y comprender uno de los motivos por lo que adoptamos un rol. Tomarnos una vacaciones de nosotros mismos no es el motivo por que el practicar BDSM. Sentir desde que tenemos uso de razón que queremos dominar o ser dominados, tampoco. Practicar BDSM tiene cientos de motivos, el hastío de la cotidianeidad es simplemente uno de ellos, debemos reconocerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario