Antes de entrar en harina (cual aficionado a hacer pan durante la pandemia) hemos de poner las cosas encima de la mesa: harina, levadura, agua, etc. Esa "mise en place" me mueve a poner dos ingrediente encima de la mesa: ser y rolear. Observémoslo con detenimiento. Todos sabemos que significa el ingrediente "ser": somos algo, no fingimos serlo, no pretendemos serlo, no creemos serlo... lo somos incluso aunque no deseemos serlo. Pongamos el tópico ejemplo del
Hay dos tipos de personas que practican BDSM: los que son y los que se meten en un rol. Ser dominante o dominado como parte de tu personalidad (practiques o no BDSM) es algo habitual pero no tanto. El primer error es creer que sabemos que tipo de dominante o dominado somos. Hay personas que son pero que creen que solo son cuando están en una sesión sin darse cuenta que la esencia de su persona es ser dominada o dominar, incluso cuando está esperando en la cola de la panadería o lavando los platos de la cena. Podemos ser pero creernos que solo estamos roleando. De la misma forma sucede lo contrario, algo más habitual: el creer que somos algo pero en realidad solo estamos pretendiendo ser algo durante una sesión. Ser dominados o dominantes no forma parte de nuestra personalidad sino que es una actividad que nos excita y nos apetece hacer de vez en cuando.
Pero esto no es un examen: ambas respuestas son correctas siempre que las personas disfruten de lo que hagan cuando lo hacen. ¿Acaso un actor no puede disfrutar fingiendo ser otra persona? ¿Es mejor actor el que se estudia y se cree su personaje... o el que lee un texto y lo interpreta? Al final, lo que transmite el actor es lo que transmite la persona durante una sesión BDSM. Da igual si eres o roleas si las personas implicadas en esa sesión creen en lo que están haciendo, tanto actor como espectador.
Si me preguntáis a mi que tipo de persona soy o que tipo de persona prefiero, la respuesta quizás os dejará aun con mas dudas. Escoger es como responder a la odiosa pregunta de a quien quieres más, si a mamá o a papá. O responder cual es tu libro o película favoritos. Las preguntas que implican una respuesta binaria las carga el diablo. La vida no es en blanco y negro sino que tiene millones de colores, y aunque seas corto de vista, seguirás apreciando todos esos colores.
No responderé a si yo soy o roleo. Pero si que responderé a la pregunta de que me gusta más: me gusta la gente que crea lo que hace, que se implique, lo viva, lo sienta y lo disfrute. Y me da igual si esa persona quiere ser o es. No obstante, y siendo completamente sincero, pocas veces me he encontrado con gente que ES, pocas veces he admirado esa rareza. No es mejor ser o rolear siempre que te impliques, incluso puede que la persona se implique tanto que te convenza que alguien que rolea... es esa persona en esencia. No hay reproche, incluso cuando te das cuenta de que la persona solo está interpretando un papel: me funciona siempre que funcione.
Pero cuando encuentras una rareza, es entonces cuando se afilan tus colmillos y comienzas a dar vueltas alrededor de tu presa a la espera de clavarle los dientes. Soy consciente de que este símil se acerca peligrosamente a lo políticamente incorrecto. Pero un símil es una figura literaria y siempre queda mejor la pompa y la circunstancia que la aburrida cotidianeidad de la descripción cartesiana. Seré mas simple: cuando encuentras una rareza, cuando encuentras alguien que es dominante o dominado como parte de su personalidad... intenta que tu ego haga que no pierdas a esa persona. Porque perder una joya por culpa de un malentendido es como sostener entre tus manos el martillo de Thor, dar un traspiés y... no, un momento, maldita sea... pues resulta que este es otro símil literario.
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