miércoles, 17 de abril de 2024

Incluso así, ha valido la pena (microrelato)

 


¿Qué son los celos? Yo os lo diré: una bola de cemento que nos impide caminar con facilidad, aunque ni tan siquiera estemos presos. ¿Qué es la honestidad? Algo tan sobrevalorado como la Coca-Cola Zero o los afiliados a Greenpeace. Ser moralmente deshonesto es infinitamente mas divertido que predicar con ruedas de molino. Arrodillada en casa de un extraño con su pene follándome con fuerza la boca, como si mi voluntad fuese una especie de masa de barro modelable por el menos capaz de los hombres. Mi dignidad, mi moral, mi compromiso, todo pisoteado por culpa de un deseo que nubla mi razón. Y me encanta. Porque la vida no solo consiste en hacer las cosas bien y ayudar a una ancianita a cruzar la calle. Si el cielo y el infierno son la misma cosa ¿para que empeñarnos en ganarnos a uno de los dos? Dejar de hacer cientos de cosas solo porque nos han educado en que esos cientos de cosas no están bien es como apuntarse a una secta y levantar tu hábito para que el gurú de turno te sodomice sin darte los buenos días. Y encima sonríes porque es eso lo que te han dicho que debe ser. Desnuda y arrodillada, vestida tan solo por unas medias negras de medio muslo, con los ojos vendados y siendo usada. Feliz y liberada. Sucia y mentirosa. Caliente y servil. Infiel y arrastrada. No puede haber una sensación mejor. Incluso aunque de vuelta a casa, con el sabor de su semen aun en mi boca, sienta que me he equivocado. Incluso en ese momento, soy consciente de que ha valido la pena.

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