lunes, 1 de abril de 2024

La atracción intelectual


No volveré a escribir aquí sobre lo que significa ser sapiosexual porque ya sería repetir lo que he repetido en el pasado. Aunque, como me apetece volver a reflexionar sobre ello, volveré también a hacer ese truco de mal escritor que consiste en escribir sobre lo mismo solo que cambiando los sustantivos para que el único lector que realmente te lee, pueda comerse la sopa sin que tengas que estar moviendo un avioncito de juguete delante de él.

Las personas no me atraen por su físico, siempre me ha sucedido aunque también he de reconocer que cuando era joven (que tiempos aquellos) la vista se me escapaba hacia algunas personas antes siquiera de decirles "hola".

En el discurrir de los tiempos (siempre quise comenzar un párrafo así) comencé a asumir que si conocía a alguien antes de lo que denominamos como "amor horizontal", era cuando comenzaba a sentirme atraído (o no) sexualmente hacia esa persona. El deseo se construía en mi cabeza con el tiempo y avivado por la intelectualidad, nunca por el físico.

Leo textos que me moverían a decirle a su autor: "hagamos el amor furiosamente en la playa, mecidos por las olas", aunque no lo haya visto en mi vida. Hay personas físicamente comparables a dioses griegos que me rodean y por las que siento tanto deseo sexual como los números que hay menores a cero. ¿por que sucede esto? Es difícil de contestar sin volver a los sustantivos de siempre.

Cuando practico BDSM me sucede exactamente lo mismo. O aun mas. Eso si es posible que haya algo mas exacto que lo exacto (recordar aquí que el BDSM es un ejercicio principalmente intelectual). Cuando conozco a alguien interesado o practicante de BDSM y esa persona es intelectualmente estimulante es cuando los motores de un gran avión de pasajeros se ponen a máxima potencia para elevar el vuelo. Ese soy yo. Mis colmillos se afilan, mis ojos se entornan y, creyéndome un Brad Pitt de marca blanca, intento atraer la atención de esa persona. A ver, soy hombre, viene en mis genes lo de intentar atraer a los demás con poses propias de ejemplos cercanos al James Bond mas elegante. La realidad es la de un tipo común agitando los brazos cual profesor de aerobic para llamar la atención de esa persona por la que me siento atraído intelectualmente.

Y es que no se puede ser perfecto.

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