miércoles, 5 de junio de 2024

Deseo

 


Hay días en que me levanto y me pregunto qué es lo que realmente deseo, que es lo que realmente tengo y como me siento realmente. ¿Tenemos el trabajo que querríamos tener? Seguramente no, pero esa suerte de prostitución laboral nos permite ver como sube el dinero en nuestra cuenta corriente lo suficiente para obligarnos a creer que realmente tenemos lo que deseamos y que realmente nos sentimos bien.

Porque, al final, de lo que hablamos es de deseos, ya sean confesables o no. No veo diferencia entre desear un trabajo mejor o desear acostarte con esa persona que ves cada día en la cola de la panadería. Desear es la clave del vivir y cuando dejas de desear dejas de tener un motivo por el que vivir.

Desear ir a ese restaurante que nunca te has podido permitir, deseo banal. Desear la mejor vida para tus hijos, un deseo vital. Desear ese teléfono móvil de ultima generación, desear ser amados, desear caminar por la playa descalzos, desear simplemente.

Hay días en que me levanto y me pregunto qué es lo que realmente deseo y es entonces que me doy cuenta de que los pequeños deseos cotidianos, los más mundanos, los más inconfesables, aquellos deseos que me convierten en un irresponsable a los ojos de los demás, son los que me hacen sentirme vivo.

¿Qué hay de malo en ello? Desea cuanto desees, sin importarte la gravedad de ese deseo, olvida los adjetivos y alcanza ese deseo. Esa es la clave.

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