domingo, 16 de junio de 2024

La subjetividad en la belleza



Me cuesta diferenciar cuando alguien es guapo o no, me refiero a la belleza física. Objetivamente sería capaz de distinguir ciertos rasgos que acerquen a un rostro al ideal de belleza. Y lo opuesto. Pero no soy capaz de interiorizar eso como belleza. Si una persona me atrae por su conversación, sus actos, sus movimientos... la veré como la mas guapa del mundo aunque objetivamente esa persona sea tan fea como un vertedero después de una huelga de basureros. Y, al revés. Puedo llegar a rechazar estéticamente a alguien objetivamente hermoso porque me parece una persona plana, vacía o contraria a cualquiera de los parámetros que me hacen ver a alguien hermoso.

Siempre he defendido que la mejor forma de conocer a alguien es con los ojos vendados. Incluso íntimamente. A veces he tenido sexo con una persona a quien no había visto antes y uno de los dos llevaba los ojos vendados y la experiencia ha sido maravillosa porque te abstraes de toda estética y te centras en la persona, en el disfrute, en el aprendizaje y el conocimiento. Siempre he defendido este tipo de juegos pero os recomiendo que solo sea una persona quien lleva los ojos vendados y no los dos, a riesgo de que el encuentro acabe en accidente o que nunca lleguéis a encontraros.

Conocer a alguien en la virtualidad sin ver su rostro es el mejor de los comienzos pero también es cierto que, pasado un tiempo, necesitamos ver a esa persona, incluso yo. ¿Por que necesito ponerle rostro a alguien virtual si acabo de decir que la mejor forma de conocer es a ciegas? Por las expectativas, simplemente. Cuando conoces a alguien virtualmente te creas una imagen idealizada de esa persona, cuanto mas te gusta lo que lees mas idealizas a esa desconocida acercándola a un ideal estético. Y luego, en la realidad, eso nunca se cumple, principalmente porque algo real nunca estará a la altura de algo ideal. Y eso me sucede incluso a mi, que soy sapiosexual hasta la médula. Es decir: que me atrae sexualmente alguien por su conversación y no por su físico. ¿Por que sucede eso? Porque me cuesta diferenciar la belleza de la no belleza, necesito un rostro para construir un personaje. Puede parecer un contrasentido pero no lo es. No necesito ese rostro como una prueba de que esa persona es objetivamente hermosa o no. Necesito ese rostro para poner imagen (sin juzgar esa imagen) a una persona y comenzar a construir, desde la involuntariedad de la sapiosexualidad, un interés o un desinterés.

Ojalá poder vivir en ese mundo imaginado por Saramago donde (casi) todos han perdido la vista...

2 comentarios:

  1. Espléndido. Hermoso y muy bien puntuado artículo. Saramago era guapo o feo?? Y tú?? Y yo?? Soy fea??. Nunca lo sabremos porque no estamos ciegos.

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    1. Seguramente ambos somos hermosos si nos vemos hermosos por dentro. Luego, la realidad, nos pondrá en nuestro lugar. Saramago era hermosamente feo (o horriblemente hermoso).

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