El sexo oral en el BDSM es una
práctica cargada de simbolismo, poder, control y mucha saliva. Comúnmente creemos que arrodillarse y abrir la boca o ver a una ama con las piernas abiertas esperando
a ser lamida es algo que también sucede en el sexo “normal” (o eso que
conocemos como “sexo vainilla” que nada tiene que ver con los sabores de helado), creemos que es algo conocido: comer o ser comido (o comer y ser comido), pero, como ocurre con otras
prácticas en el BDSM, el sexo oral se puede explorar de maneras
diferentes y es ahí donde deja de ser una práctica meramente sexual, y se convierte en un
acto de obediencia o sumisión además de ser una herramienta de castigo o
recompensa. La profundidad emocional es lo que diferencia el sexo oral en el BDSM del sexo oral en el sexo. Si somos
dominantes, utilizaremos el sexo oral para expresar poder y control sobre el
dominado. El acto de dar o recibir sexo oral puede simbolizar la entrega de uno
y la autoridad del otro. Además, para la persona dominada, hacer sexo oral se
convierte en un acto de adoración, obediencia o devoción. Al mismo tiempo, la
persona dominante, observando a su mascota, perdón... observando a su sumisa o sumiso haciéndole sexo oral, siente una reafirmación
del control sobre su propiedad. Es decir: un acto simple y conocido que, dentro
de un contexto de roles, amplia el sentido de absolutamente todo.
El dominante decide cuándo, cómo
y en qué condiciones se realiza. Esto puede incluir órdenes explícitas,
restricciones de tiempo, posiciones específicas, o incluso el uso de cuerdas o
antifaces, también puede convertirse en un juego donde el dominante controla si
el sexo oral es recompensado con un orgasmo o si se detiene antes de llegar a
ese punto (ya sea por pasiva o por activa). Además, como en otras prácticas de BDSM
que también son prácticas “habituales” fuera del BDSM, el sexo oral puede ser “vainilla”
pero también mucho más intenso y agresivo, incluso humillante, dependiendo de
la escena y el acuerdo mutuo. El BDSM permite todo ese abanico de colores que
en otros escenarios sería impensable.
Podemos sumar la práctica del
ahogamiento (también conocido como "breath play") y combinarla con el
sexo oral. Esto implica controlar la respiración de la persona sumisa durante
la felación o el cunnilingus, a menudo como un acto de poder extremo, aunque requiere
un alto nivel de confianza y experiencia. Otras prácticas asociadas son la garganta profunda o también el cómo utilizamos el semen en el sexo oral (eyaculando
en la cara de la persona dominada para humillarla, o en su boca obligándola a tragarlo,
aunque no quiera, etc). Porque el sexo oral puede ser usado como castigo si se
obliga al sub a realizar sexo oral bajo ciertas condiciones que podrían ser
humillantes (siempre de previo y mutuo acuerdo). Como recompensa, el sexo oral puede
ser una forma de gratificación cuando el sumiso ha cumplido con las órdenes del
dominante o ha mostrado obediencia y dedicación. Y aquí hay que decir, que
ciertas personas utilizan en el BDSM el sexo oral como recompensa en ambos
sentidos: del dominante al dominado o del dominado al dominante.
El sexo oral en el BDSM puede ser una práctica llena de significado, complejidad y conexión emocional. No es solo sexo oral… probadlo si tenéis la oportunidad (aunque solo suceda eso en vuestra primera sesión) porque es una buena forma de comenzar, conectando íntimamente con la otra persona en una práctica que conocéis y es familiar, lo que coloca esa práctica en una zona de confort conocida. El resto consiste en añadirle matices poco a poco… ah, y tener un mullido cojín a mano para que las rodillas de la persona dominada no sufran mas de lo necesario...