Pasamos por la vida intentando hacerlo todo lo bien que nos han dicho. Intentamos no molestar y no mentir. Intentamos, en nuestra ingenuidad, que nadie nos mienta. Intentando no sufrir cualquier tipo de dolor. Pasamos negándonos disfrutes por miedo a las consecuencias. Pasamos soñando con lo que podría haber sido y convenciendonos de que la vida es eso, que no hay más. Durmiendo tranquilos porque todo cuanto tenemos es cuanto merecemos.
¿Pero y si hubiese algo más? ¿Y si existiese otra manera de hacer las cosas?
Mucha gente se pregunta porque, quienes practicamos BDSM, hacemos lo que hacemos. Es más, a veces ni tan siquiera formulan la pregunta y pasan al siguiente capítulo tachándonos de enfermos. Para toda esa gente somos unos degenerados y unos superficiales que buscan el placer sin más, incluso nos acusan de maltratadores o víctimas. Mi respuesta siempre es la misma: si practicas BDSM de la forma correcta, ese paso por la vida se convierte en otra cosa. No cambiará nada, pero lo cambiará todo.
Porque existe otra manera de hacer las cosas. Y es mucho más divertida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario