Algunas personas no quieren probar el BDSM porque creen que
será algo tan adictivo como meter la nariz den lo mas hondo de una bolsa de kilo de cocaína o media docena de hamburguesas doble del McDonald’s. Ciertamente es adictivo, pero no crea adicción, lo cual parece un contrasentido. El BDSM no no crea ese tipo de adicción que te hace olvidarte de tu día a día, tampoco te hace desatender a tu familia o amistades, no es ninguna de esas adicciones que acabará
contigo durmiendo en pleno invierno en un portal protegido por cartones y
abrazado a un tetrabrick de vino Don Simón. Somos adictos a muchas cosas en
nuestro día a día, desde series de televisión a esa deliciosa pizza, adictos al tabaco, al deporte o a la siesta. Y son adicciones que no tienen
nada de malo. A no ser que te alimentes exclusivamente de pizza, fumes 2 paquetes al dia, no te levantes del sofá viendo serie tras serie de netflix o te metas esteroides para que en el gimnasio no parezcas el más enclenque de la tribu.
Las adicciones, en algunas ocasiones, no dependen del objeto de deseo sino de nosotros mismos, de nuestra capacidad para encontrar el equilibrio entre una cerveza y tres botellas de anís.
Las adicciones, en algunas ocasiones, no dependen del objeto de deseo sino de nosotros mismos, de nuestra capacidad para encontrar el equilibrio entre una cerveza y tres botellas de anís.
Practicar BDSM, tanto si eres dominante como dominado, es
adictivo, pero también es algo que controlas, algo que puedes manejar con
facilidad. Y créeme, lo que consigues a cambio es mejor que todo ese deporte,
comida basura, series de televisión o siestas.
Más importante que todo eso
junto. ¿Ne me crees? De acuerdo :)))
No hay comentarios:
Publicar un comentario