El los últimos tiempos, el BDSM ha dejado de ser un tema tabú para convertirse en un fenómeno cultural cada vez más aceptado, debatido y estudiado. Pero esos nuevos tiempos también nos han traído, además de inodoros inteligentes conectados a Alexa o traductores de ladridos perrunos, a un nuevo actor que ha transformado de manera radical las dinámicas tradicionales de poder y sumisión: la inteligencia artificial. También conocida como IA o como "dime que cuanto mide de altura Brad Pitt".
Dentro de la práctica BDSM, la figura del "Amo" (Dominante) representa el control, la autoridad y la capacidad de guiar, cuidar y explorar los límites consensuados de la persona sumisa. La figura del dominante implica no solo conocimiento técnico, sino una sensibilidad emocional y una comunicación constante para garantizar el bienestar físico y psicológico de ambos.
De repente, con la llegada de tecnologías cada vez más sofisticadas, algunos practicantes empiezan a explorar una alternativa inédita: los “Amo Artificiales”. A diferencia de un humano, la IA no se cansa, no improvisa mal, no olvida límites de seguridad y ofrece una constancia implacable. Para algunas personas, especialmente aquellas con experiencias negativas previas o con dificultades para encontrar un dominante que se adecúe a sus características, o simplemente viva cerca, el dominante IA ofrece un entorno seguro, predecible y absolutamente controlado. Además, permite explorar fantasías sin el componente de vulnerabilidad emocional que supone la interacción humana. Y lo mejor de todo, si no te gusta apagar el ordenador o el teléfono móvil y te pones a ver un nuevo capítulo de "Los Bridgerton", sin resentimientos, sin culpas, sin traumas. La IA minimiza las malas experiencias (básicamente porque es una "falsa experiencia". Sin embargo, esta "perfección algorítmica" también genera debate: el BDSM no es solo técnica, sino también una compleja relación emocional y psicológica. La voz firme del dominante, el contacto visual, el vínculo afectivo, la complicidad no verbal... son aspectos que, al menos por ahora, una inteligencia artificial no puede replicar del todo. Lo hará, de eso estamos seguros, pero ese dia, la humanidad habrá puesto la primera piedra de su extinción. Y mira que hemos visto decenas de veces "Terminator", pero no aprendemos.
Por otro lado, surgen preocupaciones sobre la deshumanización, adicción a experiencias controladas y pérdida de habilidades sociales así como esa negociación (esas conversaciones) que son esenciales en las dinámicas BDSM. ¿Prefieres tener un amigo IA si puedes tener un amigo real? ¿Prefieres tener una pareja IA pudiendo tener una pareja real? La IA es una solución temporal y segura pero no es la solución, Desde mi punto de vista, para comenzar a conocer el universo BDSM y también para jugar solo en casa con prácticas que te sugiera esa IA... funciona.
Pero para mi el BDSM es piel, sudor y firmes susurros. El debate está abierto. El Amo Artificial es una herramienta complementaria, útil para sesiones en solitario o para explorar aspectos concretos de la sumisión pero representa un riesgo de transformar el BDSM en una experiencia desprovista de su esencia: la humanidad en su perfil más honesto emocionalmente.
La revolución tecnológica que estamos viviendo propone cuestiones éticas, psicológicas y emocionales en prácticas donde, hasta ahora, el elemento humano había sido imprescindible. Dentro de poco tendremos sartenes con sensores y Bluetooth que nos dirán cuándo darle la vuelta al filete (o lo harán por si mismas). O un robot que busque por la casa los calcetines desparejados que han salido de la lavadora.
La inteligencia artificial ha llegado al BDSM. Y como siempre, ese nuevo poder está en manos de quienes decidan utilizarla. ¿Mi recomendación? Si queréis ser sumisos/as y no tenéis experiencia real, puede ser una alternativa, la IA os servirá para encontrar información sobre BDSM e incluso para convertirse en ese dominante virtual que os proponga tareas que os servirán para analizar vuestra reacción a las mismas. Pero eso NO es BDSM, siento ser tan rotundo.
Debemos recordar siempre que ayudar no significa sustituir.
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