Hay gente que cree que, en las prácticas BDSM, siempre acaba alguien con alguna marca física. Y en el 99,99% de los casos creen que es la persona sumisa quien sufre esas heridas en su piel. Estoy de acuerdo en que si alguien acaba marcado en una sesión (casi) siempre será la persona sumisa... a no ser que la persona dominante se golpee la rodilla con la esquina de una mesa. Aunque, la realidad es que existe hay mucha gente sumisa que huyen del dolor que acaba en marca. Otras personas prefieren, por motivos evidentes, no volver con marcas a casa. Sea por dolor o por discreción... no aceptan ni tienen marcas.
Por supuesto, hay otras personas que si aprecian el dolor y las marcas, e incluso para algunos otros, esas mismas marcas tienen un significado especial. Podríamos traducir el "after marks appreciation" como “valorar las marcas que quedan". Una importancia que va más allá de lo puramente visual.
Para muchos practicantes, las marcas son testigos silenciosos de ese vínculo de confianza, entrega y control que se estableció durante la sesión. Mirarlas juntos después es un momento de orgullo (por haber llegado juntos hasta ese lugar de entrega y control), de cuidado (revisar que todo esté bien físicamente), de conexión emocional (reforzar el vínculo) e incluso de ternura (acariciar las zonas marcadas con suavidad).
Para el dominante, puede ser una forma de admirar el resultado de su control físico y emocional; para el dominado puede ser una forma de sentirse validado en su entrega y resistencia. Las evidencias de su obediencia.
¿Y como se “aprecian” estas marcas que quedan después de la sesión? Puede ser de muchas formas: fotografías privadas o artísticas (muchos lo consideran parte del arte erótico del BDSM), también en forma de caricias suaves sobre las zonas marcadas. O comentarios de orgullo o ternura (“Mira lo preciosa que ha quedado esta marca, eres increíble”). Incluso para algunas parejas BDSM, esas marcar sirven para registrar un progreso, llevando diarios de sesiones con las fotos de las marcas como memoria de su evolución.
Pero no solo eso, seamos lógicos: el “after marks appreciation” también sirve para revisar que no haya hematomas demasiado profundos, comprobar la salud de la piel (en prácticas como el bondage o los azotes), aplicar cuidados: cremas, masajes, hielo si es necesario.
Para algunos, las marcas son casi sagradas, para otros, es simplemente un detalle visual. Algunas personas no quieren marcas visibles; otros las desean intensamente como prueba de entrega.
En resumen, el “After Marks Appreciation” es un ritual más dentro del BDSM que combina admiración, cuidado, memoria y conexión emocional. Es mirar el cuerpo del otro como un lienzo donde quedó impresa un momento compartido. Las hendiduras de la cuerda aun marcadas en la piel, la rojez donde han habido azotes, marcas de látigos y castigos mucho más duros.
Pero BDSM no es dolor (si no lo deseamos), tampoco es apreciar esas marcas (si no queremos que queden en nuestro cuerpo). BDSM es hacer lo que nos apetezca (de forma consensuada) dentro de un rol.
No son mejores dominantes ni dominados los que practican la violencia dentro de la sesión (e incluso luego admiran esa marcas). Simplemente son personas que hacen lo mismo que tu, aunque de forma diferente.
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