Dentro del diverso mundo del BDSM, existen muchas formas de relacionarse en el juego (que tanto nos gusta) donde establecemos dinámicas de poder consensuadas. Una de las más juguetonas, intensas y malentendidas es la que involucra a las brats y a quienes disfrutan del arte del brat-taming. Vale, ya estamos con las definiciones en inglés. Al final alguien pensará que soy el tonto de las etiquetas anglosajonas. Y estará en lo cierto. Pero tenemos que etiquetar para diferenciar y recordar y, sobre todo, tenemos que etiquetar para saber el precio de las cosas en el supermercado.
¿Qué es una Brat? Una brat es una persona sumisa dentro del BDSM que expresa su sumisión de forma desafiante, juguetona o provocadora. Lejos de ser una falta de respeto o una desobediencia arbitraria, esta dinámica está cargada de intencionalidad emocional, tensión erótica y complicidad psicológica. En lugar de obedecer de forma inmediata o pasiva, la brat se caracteriza por provocar de forma deliberada a su dominante o ponerle a prueba los límites con sarcasmo, desafío o humor. Desobedece pequeñas órdenes de forma controlada y busca atención a través del conflicto.
Importante: El comportamiento
brat no implica una falta de respeto real. Es una forma de expresión
consensuada y dentro del marco de una dinámica segura y negociada.
¿Qué es el Brat-Taming?
El brat-taming —literalmente,
“domar a la brat”— es el estilo de dominación diseñado específicamente para
manejar, contener y canalizar ese comportamiento desafiante. Es una danza de
poder donde el dominante no solo tolera la rebeldía, sino que la disfruta y
responde a ella con firmeza, astucia y control. El dominante (Brat-Tamer) se
caracteriza por no se dejarse manipular emocionalmente. Además de tener
paciencia y, también, límites claros. Disfruta del juego psicológico, la
persuasión y el castigo consensuado y entiende que el desafío es una forma de
búsqueda de conexión que necesita la persona sumisa..
¿Pero funciona esta dinámica?
He de confesaros que a mi no.
Pero hay mucha gente que les funciona porque está basada en una
tensión erótica y emocional cuidadosamente construida. Para la brat,
desobedecer es una forma de decir: “Quiero que me prestes atención”, “Confío en
que puedes manejarme”, o incluso “Quiero sentir tu poder”. Para el brat-tamer,
cada acto de rebeldía es una invitación a reafirmar la autoridad de forma
creativa, firme y consciente. Se retroalimentan constantemente. Es como jugar al policía y al ladrón en un cuento de nunca acabar.
Como en cualquier práctica BDSM, el brat-taming debe contemplar un consentimiento explícito, límites claros y negociados, debemos usar (como siempre) palabras de seguridad y sería interesante (como siempre) un buen aftercare para reconectar emocionalmente después de una sesión porque esta dinámica de poder y subversión puede llegar a ser intensa y puede parecer "demasiado" real en cuanto a que podemos olvidar que toda esa lucha, no son mas que unos roles. Reconectar con la realidad y la igualdad es necesario porque una dinámica de brat-taming mal entendida puede cruzar fácilmente la línea hacia la humillación no deseada o la frustración emocional.
El brat-taming no es un combate
de egos, sino una danza cuidadosamente acordada entre provocación y contención.
Es una dinámica que combina humor, sensualidad, psicología y poder, todo dentro
de un marco de seguridad emocional. Cuando se practica con respeto, madurez y
claridad, puede ser una de las formas más intensas y gratificantes de conexión
BDSM.
Como he dicho, a mi no me gusta, podéis pensar que es porque se trata de una práctica donde ponen a prueba mi autoridad. Pero no es así, sencillamente no me gusta porque odio los conflictos, aunque sea en un juego de roles.
Si quieres saber más sobre este tema o proponerme algún tema
sobre el que escribir, puedes contactar (discretamente) conmigo a través de
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