miércoles, 12 de noviembre de 2025

¿Puede una Inteligencia Artificial sustituir a un dominante en una relación BDSM?




La respuesta rápida ha sido rotunda: “una IA puede simular el rol de dominante, pero no sustituirlo del todo”. Lo más curioso de esta respuesta tan genérica como el ibuprofeno es que me la ha dicho una IA cuando le he hecho la pregunta que titula este artículo. Entonces, una IA podría  escribir un artículo “correcto” sobre este tema.... ¿pero puede también convertirse en el Amo de tus fantasías más oscuras? Spoiler: la cosa se complica.

En el BDSM, el dominante no es solo quien manda. Es quien cuida, observa, escucha y se adapta al consentimiento y bienestar de la persona dominada. No es un jefe cabreado, sino un terapeuta con órdenes firmes y agenda emocional. Requiere empatía, intuición, responsabilidad afectiva y una lectura constante del lenguaje verbal y no verbal. Es una práctica profundamente humana lo que implica emocionalidad e intelectualidad.

Algo que no puede hacer un Excel con voz sexy (lo siento, tenía que hacer la bromita).

¿Entonces puede una IA simular a un dominante? Por supuesto que sí: con scripts, algoritmos y respuestas adaptativas. Ya existen dóminas virtuales que dan órdenes, corrigen comportamientos y hasta ofrecen “aftercare” digital. Pero todo está preprogramado. No hay deseo genuino, ni conciencia, ni responsabilidad. Es como jugar al ajedrez con Siri: puede ganar, pero no disfruta humillándote.

La clave esta en la pregunta: ¿puede una IA simular a un dominante? Puede simularlo, pero siempre será una simulación. Lo se, he hecho trampa al solitario, la pregunta original habla de "sustituir", no de "simular", pero como no soy una IA, necesito de recursos literarios torticeros para seguir mi relato.

Ahora las buenas noticias: la IA siempre está disponible, incluso a las 3:00 AM cuando te sientes traviesa. Además, se adapta a tus gustos con precisión quirúrgica porque una IA esta programada para darte siempre la razón, para hacerte feliz. Además, una IA no juzga, no se cansa, no te deja en visto en whatsapp. Un escenario ideal para quienes quieren explorar sin exponerse emocionalmente. Pero cuidado: lo que empieza como una fantasía controlada puede acabar en una relación emocional con un chatbot que no sabe que es el sudor, los gemidos o el roce de la piel. El ser humano reacciona al olor, al miedo, a la duda, al roce o al silencio incómodo. La IA no, no existe reciprocidad real. Es como bailar bachata con una tostadora.

¿Queréis saber algo? Tinder ya usa IA para mejorar los matches. ¿Qué impide que un día te salga un perfil que diga: “Soy DomGPT? Te haré cumplir tus límites. Swipe si aceptas el contrato”? La IA podría analizar tus fotos, tus emojis, tus respuestas y hasta tus memes para adaptar su estilo dominante. Pero… ¿Quién tiene el control? ¿Tú, el algoritmo de la IA o la empresa que lo entrena? La pregunta da miedo, lo se. Pero es ese miedo irracional que tenemos todos a la IA. Un miedo que, en cierta forma, se asienta en el miedo a ser reemplazados.

Aquí entra el dilema ético: si el consentimiento es simulado, ¿la relación también lo es? Pues sí. Un dominante virtual NO es un dominante. Es una performance sin alma, sin límites y sin responsabilidad.

Desde el punto de vista psicológico, la IA puede ser útil para explorar fantasías en un entorno seguro. Pero también puede crear una falsa sensación de seguridad y acabar en una adicción emocional a una simulación. Es como enamorarse de un holograma que te dice “te amo” cada vez que pulsas enter. 

Si estás comenzando y quieres información sobre BDSM o quieres jugar un poco con la IA para ser sometido/a... hazlo.  Ese entorno seguro puede que te ayude. Pero recuerda siempre: eso no es BDSM, es otra cosa.

¿Y si desarrollamos nuestra propia IA dominante? Perfecto. Pero cuidado con el nombre: no la llamemos DOMINABOT, que ya existe el DOMINOBOT… y juega al dominó. No queremos confusiones. Imagínate que en vez de azotes te propone una partida.

Bienvenidos al futuro donde los amos de carne y hueso empezamos a ser desplazados por inteligencias artificiales. Al menos siempre nos quedará el DOMINOBOT para las tardes de domingo. Y si no, siempre puedes volver al BDSM tradicional: con piel, con mirada, y con ese delicioso riesgo de que te lean el alma… no el código fuente.



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