En la filosofía y, por ende, en la cultura, existe un concepto denominado “libre albedrío” que pone nombre a ese poder que tenemos las personas para tomar nuestras propias decisiones. O por decirlo de otra manera: ser responsables de nuestras decisiones. Olvidad la suerte, los dioses o las cartas del tarot. Nosotros somos quienes tomamos decisiones y somos los únicos responsables de las consecuencias de esas decisiones.
Hay quienes confunden el libre albedrío con la libertad individual. No tiene nada que ver porque la libertad nos dice que somos libres de tomar o no una decisión (de obrar o no) mientras que el libre albedrío es una decisión tomada (obramos en un sentido u o en otro).
Si somos deterministas podemos pensar que tomamos acciones basadas en lo sucedido, conformando una vida donde unas acciones son consecuencia de otras.
Estamos parados frente a un semáforo en rojo, no hay coches a la vista. La razón (o el miedo) nos dice que deberíamos esperar a cruzar porque eso es lo que nos han enseñado. ¿Cruzamos o no? Si cruzamos, quizás venga un coche a toda velocidad y no seamos capaces de evitarlo. Imaginad que tiempo atrás un coche nos atropelló por aventurarnos a cruzar en rojo. Entonces decidimos no cruzar. El determinismo nos impedirá cruzar y si cruzamos el determinismo de quien conduce le llevará a atropellarnos porque nosotros tomamos la decisión de cruzar en rojo.
¿Qué tiene que ver esto con el BDSM? Mas de lo que imaginamos. Las personas somos valientes de palabra, aunque cobardes de corazón. Gastamos años y mas años en tomar una decisión sobre practicar o no BDSM, incluso puede que nunca nos decidamos porque el determinismo nos lleva a hacerlo como consecuencia de experiencias anteriores (ya sea reales o leídas o imaginadas. A pesar de que el libre albedrio nos permite tomarla o no.
¿Y por qué la tomamos o no?
Ojalá poder comprender como funcionan todas esas neuronas y conexiones eléctricas que hay dentro de nuestra cabeza. Porque al final estamos hablando de la química del cerebro, una ciencia donde la filosofía tiene poco en común. Utilizamos conceptos como determinismo, libre albedrio, libertarismo o compatibilismo para poner una etiqueta a las consecuencias de esos procesos químicos cerebrales.
¿Entonces la decisión de probar el BDSM donde cae? ¿En la ciencia? ¿En la filosofía? Puede que caiga en el mundo de la superstición. Quien sabe. Lo único que sabemos es que la decisión de probar por primera vez el BDSM cae en nuestra propia y única responsabilidad, cae en ese páramo que hay entre nuestros miedos y nuestros deseos. Y está condicionado por todo cuanto habéis vivido o imagináis que vais a vivir. Proyectándoos de un pasado real a un futuro imaginado. La decisión es toda vuestra, el libre albedrío os permite tomar la decisión de probar el BDSM o no. El hecho de hacerlo o no también dependerá de todos esos miedos o experiencias.
Pero la decisión, digan lo que digan los filósofos o la neurociencia, olvidándonos de las etiquetas… es solo vuestra y tiene una respuesta más sencilla de lo que creéis.
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