Nos llaman locos por hacer lo que llaman "locuras". Asumiendo esta premisa (que lo que hacemos sean realmente locuras) ¿qué problema hay con eso? Es mejor vivir como un loco con una llama ardiendo en su corazón que vivir como un cuerdo que tiene instalada la monotonía en su helado corazón mientras, desde su sofá y con expresión aburrida, señala a los demás poniendo etiquetas: "este está loco", "este cuerdo", este otro cuerdo", "otro loco" y así hasta el fin del día como quien cuenta borreguitos para conseguir conciliar el sueño. Como quien no tiene nada mejor que hacer los días de lluvia.
Puede que estemos locos, pero nos sentimos vivos. Si el precio que hay que pagar es el de fragilizarnos, el de temblar de miedo y emoción o el de ser juzgados, entonces el precio que pagamos es bien poco comparado con el premio que obtenemos.
La mujer entra por la puerta entreabierta, hay un antifaz colgando de un cuadro en la entrada, cierra la puerta y se coloca el antifaz sobre los ojos. Después dice "ya está, amo". Entonces su amo sale de las sombras y se dirige a ella, nunca se han visto antes en persona, en realidad ella aún no le ha visto por ese trozo de tela que cubre su rostro. El hombre coge su cabeza con ambas manos y la besa en la boca. Un beso largo y cariñoso, un beso de esos que solo da alguien que realmente te desea. Nada de esos besos mecánicos de los amantes que se saludan después de una jornada de trabajo. Después el hombre la coge de los hombros y la lleva con cuidado hasta el comedor. El hombre, su amo, la observa, ha venido vestida como le ha ordenado, una camisa de tirantes, unos pantalones anchos y sin ropa interior.
Imaginad ahora que en ese mismo comedor, observando a esos dos seres de corazón caliente, hay también un centenar de personas que han tomado asiendo en una especie de grada escalonada, observando la escena. Esos espectadores saben que el hombre y la mujer nunca se han visto antes, también comienzan a ver lo que hace el hombre, tocando el cuerpo de la mujer por encima de la ropa, metiendo su mano dentro de los pantalones de ella.
Los espectadores creen que ella está loca. ¿Ir a casa de un desconocido al que llama "amo" para que haga con ella cuanto él desee? Está rematadamente loca, asegurarán todos. Sin excepción. También le juzgarán a él como de "abusador", dirán que se aprovecha de ella, que la manipula o la empuja a hacer algo que ella no desea realmente.
Una loca y un abusador, piensan todos, mientras sus corazones se enfrían un poco más aún.
Mientras los corazones del amo y de su sumisa se calientan hasta casi quemarles en el pecho,
Loca siempre :)
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