La boca de TU sumisa rodea tu pene, lo hace bien, pero aún podría hacerlo mejor, no te importa, ya aprenderá. Le dices que aparte las manos y entonces coges su cabeza y la empujas haciendo que tu pene roce el comienzo de su garganta. Sus carrillos se inflan, tose y gimotea débilmente, después liberas la presión y ella abandona tu pene para coger aire mientras una cascada de saliva gotea desde sus labios sobre tu pene. Ella intenta sonreír, pero no puede, tú sonríes. Vuelves a cogerla de la cabeza y a hundir tu pene en su garganta.
NECESITO AIRE
Lo que acabáis de leer puede parecer una tortura o la búsqueda del placer. El dolor lleva al orgasmo a unos y aterra a otros. Unos son alérgicos al melocotón y otros lo devoran con fruición (la rima también ayuda). Aunque, una vez más, todo depende del color del cristal con que se mira. ¿Si haces lo anteriormente descrito eres un sádico o estás loca? Si lo haces contra tu voluntad, sin consenso, sin conocimiento... es una locura. Si lo haces sabiendo lo que haces: adelante. Y ahora os preguntaréis "¿a ti, como amo, te gusta?". Y la respuesta siempre es la misma: primero responde tú.
MÁS AIRE, NECESITO MÁS
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