domingo, 29 de agosto de 2021

Prácticas: sexo anal (anexo: cautela y lubricante)

Cómo el lubricante cambio mi vida sexual

He escrito antes en este blog sobre el sexo anal, tanto relacionado con el BDSM como no. Así que supongo que si sois lectores habituales, conoceréis mi opinión, mis gustos y mis consejos al respecto. Y si no lo conocéis, al menos aquí os dejo un texto que escribí y que, desde mi infinita modestia (aunque mi ego diga lo contrario), creo que puede ayudaros

Prácticas: Consejos para el sexo anal en una relación BDSM

 Y ahora vayamos a lo importante, o por decirlo de otra manera, vayamos a este anexo sobre el sexo anal en el BDSM que surge de una cosa que olvidé al escribir esa guía sobre el sexo anal en el BDSM.

¿Qué sucede cuando nos encontramos alguien a quien le guste el sexo anal, pero también le guste el dolor? Parece la tormenta perfecta para el placer por duplicado, Pero no. Imaginad a alguien a quien le encante el sexo anal, comienza a practicarlo y comienza a sentir dolor, un dolor que le gusta y que le mueve a querer más y más. Por supuesto, la persona dominante continuará sodomizando sin piedad porque le gusta y porque ve que la otra persona siente dolor y placer que es exactamente el propósito de esa sesión.

Pero ojo, aquí hay algo que escapa a nuestro control. ¿Alguien sabe lo que es? ¿Nadie? Exacto: el dominante no está controlando la situación porque está haciendo daño, pero no ve exactamente las consecuencias de lo que hace. 

Cuando la persona dominante inflige dolor, suele ver las consecuencias de forma evidente. Si golpea repetidas veces ve la zona enrojecerse o ve formarse un moratón. Puede ver la sangre, puede ver marcas en la piel, El amo controla la situación porque ve las consecuencias en forma de heridas y sabe cuando debe parar o continuar. Pero en el sexo anal no vemos eso porque la herida sucede "por dentro" y la persona sodomizada no dirá que paremos porque ese dolor también produce placer. Y podemos estar causando heridas (desgarros o fisuras) en el interior del ano que, además  de poder acabar en algo grave, nos impedirá que durante un tiempo podamos volver a hacer esa práctica.

Así pues, si vais a practicar sexo anal con una persona que tiene tendencias masoquistas, mi recomendación es clara: cautela y lubricante.


 

 



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