El hombre ha permitido que ella se lave el rostro, mientras lo hace, él sigue hurgando con un dedo dentro de su culo. Ella le observa a través del espejo, en cierta manera es la primera vez desde que supo de él que tiene miedo, el sexo anal es lo único que le causa verdadero terror porque su búsqueda consciente del dolor puede llevarla a ese terreno donde, cuando debes parar, ya es demasiado tarde y el daño está hecho. Y esto no es ninguna metáfora. Después de secarse la cara, el hombre saca el dedo con cuidado, la coge del pelo y la arrastra hasta un dormitorio, con una gran cama. La mujer puede ver unos grilletes de tela encima de una silla, también un tubo de lubricante, una fusta y un látigo pequeño. También un collar sin estrenar, el collar que le prometió. El hombre saca el collar de su envoltorio y lo coloca alrededor de su cuello, la mujer mantiene la mirada clavada en el suelo. Está acostumbrada a no mirar directamente a los ojos de quien la domina. O así le han dicho que debe comportarse. Del collar salen dos cadenas con dos pinzas en sus extremos. El hombre coge esas pinzas y se las coloca en los pezones. Un doloroso placer, orgullosa de estrenar ese collar para ese hombre.
Sus miedos han desaparecido, ahora nada le apetece más que quedarse en la cueva del lobo todo el tiempo que sea posible. Ya no tiene miedo, Ha olvidado todo cuanto la rodea. Ahora solo desea placer y dolor. Desea ser humillada y usada. Por fin ha conseguido sacar la cabeza del agua y tomar aire.
-¿Quieres que te ponga el antifaz? -pregunta el hombre
-Lo que usted desee, señor -contesta ella.
El hombre le propina una nueva bofetada que la tumba sobre la cama. La cara le arde. Ese calor maravilloso que sucede al golpe. Debe esforzarse por olvidar cuanto ha aprendido. ¿Qué ha hecho mal? Debe esforzarse, incluso en una simple respuesta.
-Sí, amo.
El hombre coloca de nuevo ambos antifaces sobre su rostro.
Lleva tanto tiempo acostumbrada al mismo amo que ha olvidado que una pregunta es una pregunta y una orden es una orden. Debe olvidar la condescendencia mutua y centrarse en la esencia de cada acto a partir de ahora. Si aquel hombre le pregunta algo, ella debe contestar. Olvidándose de todo. Y responder con una velada pregunta no es una contestación. Porque decir "lo que usted desee, señor" es como preguntar "¿qué desea usted, señor?". Y aquel hombre ha preguntado directamente. No está acostumbrada a que le pregunten.
El amo la hace estirar boca arriba en la cama, con las manos atadas, después aquel hombre coloca las piernas de ella sobre sus hombros. La mujer inspira. Siente los dedos de él, llenos de lubricante, mojando su culo, entrando dentro. De momento no es doloroso, quiere que lo sea, pero tampoco quiere perder el control.
-Si te duele demasiado, avisa -ordena él.
-Si señor.
Entonces el hombre la penetra. Pero, para su sorpresa, no se la mete en el culo, sino que ha introducido su pene mojado de frío lubricante en su vagina. La mujer se estremece. ¿Por qué no la está sodomizando? ¿Es un breve paréntesis? Que puede importarle eso. El placer comienza a apropiarse de su estómago, sus muslos, subiendo hasta su cabeza y apropiándose de su cerebro. Las manos del hombre están sobando con dureza sus pechos, cogiendo con fuerza su cuello, mientras la folla con fuerza. De vez en cuando la abofetea, aprieta las pinzas de sus pezones, le escupe en la cara y la insulta mientras sigue follándola. ¿Puede correrse? Es algo que no han hablado antes. ¿Debe pedirle permiso? Quiere correrse en ese momento, siendo usada con fuerza, humillada. Ojalá el hombre saque el pene de su vagina y se lo meta en el culo. Ahora si, lo está deseando.
En vez de eso, el hombre saca el pene de su vagina, y se coloca encima de ella, metiéndosela en la boca, follándole esa boca hasta descargar de nuevo. El semen sale por las comisuras, incluso por la nariz. El hombre la mete hasta el fondo provocándole una arcada. No puede respirar, siente que va a perder el conocimiento.
Entonces el hombre saca su pene y ella tose, escupiendo parte del semen, recuperando el aire.
¿Qué ha sucedido? Sabe que aquel tipo lo que más deseaba era sodomizarla... ¿Por qué está esperando tanto?
-continuará-
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