viernes, 10 de septiembre de 2021

Prácticas: la violación fingida

 I Follow My Feet — The Red Room in the Back (M)

Hay personas que disfrutan fingiendo una violación. Antes que nada debo decir que no tenéis que juzgar aquello que hacen dos personas si lo hacen desde su absoluta libertad. 
 
CONSENSO
 
Fingir situaciones diferentes de las cotidianas es algo habitual en cualquier relación sexual, sobre todo cuando buscamos nuevas vías para escapar a la rutina de la pareja. El problema (o la contradicción) viene cuando fingimos algo que rechazamos. Rechazamos sin paliativos que en una fantasía tenga cabida la violencia o todavía peor… una violación. Quizás cuando rechazamos esa idea deberíamos también hablar con la gente que tiene esta fantasía y verían con qué naturalidad y libertad la viven. No hablamos de violencia doméstica ni de violación real. Del mismo modo que cuando vemos una película no pensamos que el asesino de la pantalla es realmente un asesino. Fingir una violación es actuar ante un auditorio que somos nosotros mismos.

Tanto si estáis en el mundo del BDSM cómo si no, disfrutad de este tipo de fantasía (no de esta en concreto, de cualquier fantasía) y llevadla a cabo pero, sobre todo, hacedlo con cuidado. Fingir es fingir y del mismo modo que un mal actor estropea una película, si no sabemos hacer las cosas de la manera adecuada, estropearemos la fantasía. Y aquí sí que viene el peligro porque fingir una violación no es fingir que somos cocineros famosos. No es lo mismo que se te queme un lenguado a que una persona se sienta realmente violentada.

¿Entonces deberíamos prohibir que la gente finja una violación? Si hiciésemos una rápida encuesta saldrían respuestas del tipo, "eso no es aceptable" o "quien fantasea con eso es un enfermo". Y no son respuestas erróneas, porque una rápida encuesta provoca una rápida respuesta. Y toda respuesta inmediata es algo visceral, no intelectual.

Sed sinceros y honestos con la otra persona antes de empezar esta práctica, pactad límites tanto emocionales como físicos, habladlo absolutamente todo y hacedlo tan solo si confiáis plenamente en la otra persona.

Y, por encima de todo, parad inmediatamente si pensáis que algo no va bien. Aunque solo sea una vaga sensación.

Del mismo modo que sucede en el BDSM, nuestra estabilidad esta para encima de nuestras fantasías. Cuestión de prioridades. Si controláis todo esto… adelante y olvidaos de juicios morales propios o ajenos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario