miércoles, 13 de octubre de 2021

Fetichismo (o parafernalia) y BDSM

The girl on the box | Spanking Animated Gifs

El mundo BDSM es todo un mundo. ¿Se puede comenzar peor un texto? No lo creo. Intentaré explicarme: cuando digo que es todo un mundo me refiero que parece un universo independiente de la realidad, con sus propias normas, personas, y escenarios. Imaginad un extraterrestre que llega a la tierra y lo primero que encuentra es una mazmorra donde dominante y dominado están vestidos de cuero, utilizando extraños instrumentos, lenguaje violento, actitudes degradantes, dolor y llanto. Estoy convencido de que el extraterrestre giraría de inmediato el volante de su platillo volante (si es que los platillos tienen volantes) y volvería a su planeta para seguir esnifando gusanos y reproduciéndose por esporas.

¿Os habéis dado cuenta del chiste? El "volante" de su platillo "volante".

(aquí vendría un redoble de batería a modo de colofón del gag, imaginadlo)

En fin, sigamos...

Porque, reconozcámoslo, una sesión BDSM de la vieja escuela puede parecer más una performance sobre la santa inquisición que dos personas practicando BDSM. Látex, mazmorras, instrumentos, etc. ¿Es necesario todo eso para practicar BDSM? Desde mi punto de vista, no.

Pero hagamos otra reflexión: ¿es necesario ir bien vestido a una boda? Peinado de peluquería, perfumados, un traje o un vestido para la ocasión... nuestras mejores galas. ¿Es necesario eso? Pues tampoco porque en nuestra sociedad, toda esa parafernalia no es más que un disfraz para decir: estoy aquí haciendo esto y como vosotros estáis igual que yo, podemos comenzar esta ceremonia. Convenciones sociales como lo de disfrazar a tu hijo de marinero en su primera comunión cuando el único barco en el que se suba en su vida sea el que le llevará de viaje de fin de curso a Mallorca.

¿Es necesario todo el fetichismo, artilugios y/o escenarios en el BDSM? Pues si lo pensamos fríamente: tampoco. ¿Ayudan? A según que personas, sí. Les ayuda a meterse más en la piel del rol que van a adoptar.

Desde mi punto de vista (y eso es algo subjetivo, ajeno a normas) no creo que toda la parafernalia BDSM sirva para mucho. Es más, en mi caso es algo que rechazo porque me da risa, me parece que me estoy vistiendo para ir de carnaval. Pienso (y es, de nuevo, una opinión) que para dominar a alguien solo necesitas voluntad, ganas, respeto y consenso. 

Nada más.

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