Vivimos en una época donde definir la sexualidad de una persona es tan sencillo como rebuscar en un cesto con cientos de etiquetas donde no comprendemos ni la mitad de cuanto leemos. No creo que esto sea un error, pero tampoco es un acierto porque muchas de esas etiquetas confunden mas que ayudan a comprender la sexualidad de los que no son nosotros. Si tuviese que definirme sexualmente, aparte de que me considero heterosexual (aunque la vida es larga y nunca se sabe que sucederá mañana), también me considero sapiosexual. ¿Y qué es la sapiosexualidad? La respuesta es doble: por un lado la definición canónica y por otro lado mi interpretación de la palabra.
Vayamos a lo canónico.
“Sapiosexualidad es
cuando sientes atracción sexual hacia una persona por su inteligencia,
sus planteamientos éticos o morales o por la capacidad que tiene para
analizar las cosas y por su manera de ver la vida”.
Es decir, atracción sexual por el fondo, no por la forma. Y ojo, estamos hablando de atracción sexual, no hablamos de atracción amorosa ni que nos crea un deseo de ser amiguitos de esa persona hasta el fin de nuestras vidas. Hablamos de SEXO. Para otro tipo de relaciones hay otro tipo de adjetivos.
¿Y para mi que es? Mi definición se asentaría en lo canónico y lo ampliaría sobre la base de mi experiencia. Pero estoy bastante de acuerdo con la definición aunque añadiría algo y es el verbo "admirar". Porque en la sapiosexualidad, admiramos es inteligencia ajena, esos planteamientos éticos o morales de la otra persona, admiramos esas capacidades. Y cuando hablamos de "admirar" no hablamos de "adorar". Cuando conocemos a alguien que nos estimula intelectualmente, admiramos las capacidades de esa persona y esa admiración hace que su físico se difumine (como una foto borrosa) y sintamos atracción SEXUAL por esa persona basándonos en lo que nos transmite.
Sin embargo no confundamos: sapiosexualidad no es adorar. En el BDSM existe una práctica que es la adoración de la persona dominada hacia la dominante. En realidad es la base de muchas relaciones BDSM y mucha gente admira a la persona con quien practica BDSM, incluso desde la sapiosexualidad. Pero adorar no es admirar. Porque adorar sucede en dos estratos diferentes, uno por encima del otro, algo que puede parecer incluso injusto o desequilibrado. Pero admirar es, como su propio definición, "Contemplar con interés y placer algo de cualidades extraordinarias.". Admiramos una puesta de sol pero no la adoramos. Es importante comprender esta diferencia acerca de la sapiosexualidad como motor de una relación BDSM. Y la importancia de la sapiosexualidad en una relación sexual ajena al BDSM. En ambos casos es un motor imprescindible (al menos para mí), pero en el BDSM esa admiración suele transformarse en adoración. No siempre, claro. Hablo desde mi humilde experiencia.
¿Queréis saber una curiosidad sobre la sapiosexualidad? La sapiosexualidad no entiende de edades pero si de géneros. Mayoritariamente, las personas sapiosexuales suelen ser mujeres. ¿Por qué? Porque, como diría Punset, el cerebro se construye de forma increíblemente diferente según nuestro género (o según la "programación" de nuestro cerebro).
Está comprobado (de forma científica) que el cerebro de los hombres se estimula más con la vista y con el físico, mientras que el de las mujeres parece necesitar estímulos adicionales (el sentido del oído es uno de los principales). Esa diferencia biológica del cerebro se ve más claramente en diferentes momentos de la vida de la mujer porque su necesidad sexual (o la sensación de ello) se produce en momentos muy concretos de la vida (en la fase de enamoramiento, en los picos de ovulación, antes de la regla y durante el embarazo) y esos no son procesos continuados. Es decir, que la mujer por su genética es una persona sapiosexual quien, en según que fases de su vida, esa admiración transformada en deseo se convierte en un deseo puramente físico (ajeno a la sapiosexualidad). Mientras que en el caso de los hombres (que somos más basicos que un vaso de agua) el deseo es contínuo y suele ser mayoritariamente físico.
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