viernes, 18 de febrero de 2022

Dona llegit (mujer leyendo)

 

Xavier Serra de Rivera, "Dona llegint" (óleo sobre papel)

La mujer está sentada en una silla aunque parece encajada de manera contra natura, como si permanecer más de cinco minutos ahí tuviese como consecuencia un futuro inmediato en forma de dolor de huesos. Eso es lo primero que percibo al ver la imagen. Después mi vista recorre su cuerpo, sus muslos, su pubis, sus pechos y finalmente caigo en la cuenta de que está leyendo. ¿O eso ya lo había visto, pero no me había llamado la atención? Con toda seguridad, esa lectura es la que hace que la posición contra natura o la desnudez se convierta en la consecuencia lógica de quien está absorto en otro mundo y poco puede importarle las leyes del nuestro.

Mi mente imagina que esa mano caída pronto se moverá hasta el sexo porque mi mente es incapaz de imaginar otra cosa que no sea un texto erótico en sus manos. Y aquí radica el poder del arte: la interpretación. Cuanto mejor es el artista, mejores y mayores fantasías genera en el espectador.

El suelo es de color ocre, casi amarillo. La ropa que lleva es de color amarillo, casi ocre. No hay más colores. La piel de la mujer se mimetiza con el entorno, o viceversa. Todo es una sola cosa, una sola emoción. Un único propósito.

Al observar con detenimiento el cuadro, caes en la cuenta de cuanto esconde. Quizás se trate de un artista retratando la cotidianeidad de la persona que está frente a él en ese momento (estoy convencido de ello) pero es la fuerza del retrato fuerza a nuestra imaginación a pasear por el cuerpo desnudo, por el libro que sostiene y por esa mirada clavada en el papel.

Puede que mi imaginación interprete el cuadro como algo erótico, fruto de la desnudez y de mi calenturienta imaginación, pero transcurridos unos minutos y ya con la mente a temperatura ambiente, caigo en la cuenta de que el cuadro es la perfecta definición de lo que sucede cuando caes absorto en la lectura y todo a tu alrededor se difumina en un único color, ese momento donde poco importa en que posición estés o como vistas porque lo único que importa son las palabras que martillean tu cerebro.

Aunque sigo pensando que esas palabras, son algo sensual o erotico.

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