jueves, 17 de marzo de 2022

Mi ordenador, mi amo

 

El título de este texto viene dado por una frase que he leído que decía "a veces, el ordenador es mi amo". Una frase que admite tantas interpretaciones como el discurso de un político en campaña. Uno de los primeros (y más obvio) de los significados podría estar cercano al BDSM virtual, ese espacio donde dominante y dominado pierden la fisicidad y se convierten en un intercambio de palabras, de frases, de emociones y gestos que se pierden en el espacio binario. 

Respecto al BDSM virtual, siempre he defendido el comenzar así, tanto si la distancia física es demasiada como si la distancia de posturas también lo es. Si una persona está lejos o tiene dudas, el BDSM virtual puede ayudarla a tomar decisiones (en uno y otro sentido). Pero de la misma forma que defiendo eso, también defiendo que la virtualidad debe tener fecha de caducidad, porque el BDSM es piel, es observar, tocar, sudar, gritar y sonreír abrazados. Lo virtual no es el lugar donde quedarnos, sino un primer paso antes de pasar a lo real.

Otra de las interpretaciones de "el ordenador es mi amo" puede hacer referencia a un dominado y su ordenador, no porque un dominante esté al otro lado de la pantalla, sino porque ese dominado está aprendiendo, buceando en redes (e intentando no ahogarse) para formar la idea de cuanto desea ser. O quizás el dominado usa el ordenador para escribir o leer relatos sobre BDSM, sobre lo que le gustaría que le sucediese.

Pero la interpretación que más me gusta es la de que, metidos ya en el siglo XXI, el ordenador se ha convertido en nuestro amo. Lo utilizamos para trabajar, para distraernos, para hacer la compra o renovar el DNI.

En el siglo XXI, nuestro ordenador, mas que nunca, es nuestro amo.

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