sábado, 16 de julio de 2022

La oscuridad

 


Hay momentos de nuestras vidas en que creemos que todo va mal, que nada puede ir aun peor. Lo vemos todo negro, imposible de solucionar y nos abandonamos a la corriente, esperando morir ahogados pronto. Esos momentos de pesimismo absoluto suelen sucedernos cuanto más jóvenes somos, no porque de jóvenes tengamos mas problemas que a medida que el reloj avanza sino porque cuantos mas años cumplimos, mas nos da igual todo porque hemos aprendido que de cualquier problema se sale, hemos aprendido que vivir consiste en eso y, sobre todo, somos más escépticos ante lo bueno, pero también ante lo malo.

¿Qué hacer cuando todo va mal? El primer paso es detenernos y observar con aséptica distancia la situación. A veces nos duele una muela y a eso le sumamos con que se rompe el microondas y ya creemos que nuestra vida es una mierda y si a eso le sumamos una discusión con nuestra pareja, entonces creemos que la única solución es tomar arsénico, aunque se por compasión a quienes nos rodean. Si pensáis que estoy exagerando y que estos livianos ejemplos no nos llevan a la depresión de quien todo lo ve negro, es porque se trata de un “ejemplo”. Incluso cuando se juntan los momentos mas críticos de cualquier vida como muertes, desengaños, perdidas, inestabilidad, etc. ese “todo va mal” es en realidad un “varias cosas van mal”.

Cuanto mas sensibles solos, mas nos afectaran los inconvenientes propios de seguir vivos. Esa es la clave: comprender nuestra sensibilidad, pero también comprender que forma parte de la vida. Y aprender a que ciertas situaciones solo se curan de una forma: mirando como caen las hojas del calendario.

Como aseguran las mentes mas básicas del planeta tierra: si algo tiene solución, soluciónalo y si no tiene solución, continua tu camino. Aunque hagas ese camino acompañado de recuerdos oscuros.

En mi particular caso, practicar BDSM o buscas momentos perversos y/o excitantes, momentos irrepetibles e incluso prohibidos, me ha salvado de esos caminos oscuros motivados por problemas que no podía solucionar. Puede que este último párrafo suene superficial pero no es mas que la constatación de que a la locura de la vida solo se puede combatir con más locura.

Porque pretender mantenerse cuerdo en este mundo sin buscar salidas es quedarte en un sofá, inmóvil, viendo pasar una serie tras otra sin prestar atención y esperando a que se haga de noche a ver si consigues dormir y el día siguiente te trae algo mejor.

Eso mejor hay que salir a buscarlo, así de simple.

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