Hay momentos de nuestras vidas en
que creemos que todo va mal, que nada puede ir aun peor. Lo vemos todo negro,
imposible de solucionar y nos abandonamos a la corriente, esperando morir
ahogados pronto. Esos momentos de pesimismo absoluto suelen sucedernos cuanto más
jóvenes somos, no porque de jóvenes tengamos mas problemas que a medida que el
reloj avanza sino porque cuantos mas años cumplimos, mas nos da igual todo
porque hemos aprendido que de cualquier problema se sale, hemos aprendido que
vivir consiste en eso y, sobre todo, somos más escépticos ante lo bueno, pero también
ante lo malo.
¿Qué hacer cuando todo va mal? El
primer paso es detenernos y observar con aséptica distancia la situación. A
veces nos duele una muela y a eso le sumamos con que se rompe el microondas y
ya creemos que nuestra vida es una mierda y si a eso le sumamos una discusión con
nuestra pareja, entonces creemos que la única solución es tomar arsénico,
aunque se por compasión a quienes nos rodean. Si pensáis que estoy exagerando y
que estos livianos ejemplos no nos llevan a la depresión de quien todo lo ve
negro, es porque se trata de un “ejemplo”. Incluso cuando se juntan los
momentos mas críticos de cualquier vida como muertes, desengaños, perdidas,
inestabilidad, etc. ese “todo va mal” es en realidad un “varias cosas van mal”.
Cuanto mas sensibles solos, mas
nos afectaran los inconvenientes propios de seguir vivos. Esa es la clave:
comprender nuestra sensibilidad, pero también comprender que forma parte de la
vida. Y aprender a que ciertas situaciones solo se curan de una forma: mirando
como caen las hojas del calendario.
Como aseguran las mentes mas
básicas del planeta tierra: si algo tiene solución, soluciónalo y si no tiene
solución, continua tu camino. Aunque hagas ese camino acompañado de recuerdos
oscuros.
En mi particular caso, practicar
BDSM o buscas momentos perversos y/o excitantes, momentos irrepetibles e
incluso prohibidos, me ha salvado de esos caminos oscuros motivados por
problemas que no podía solucionar. Puede que este último párrafo suene superficial
pero no es mas que la constatación de que a la locura de la vida solo se puede
combatir con más locura.
Porque pretender mantenerse
cuerdo en este mundo sin buscar salidas es quedarte en un sofá, inmóvil, viendo
pasar una serie tras otra sin prestar atención y esperando a que se haga de
noche a ver si consigues dormir y el día siguiente te trae algo mejor.
Eso mejor hay que salir a buscarlo,
así de simple.
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