El hombre da unos pasos con calculada lentitud, acercándose a ella y procurando no alertarla, como si de un malvado depredador se tratarse. El hombre la observa, ella es morena, de pelo largo y con una venda tapando sus ojos. ¿Por qué aseguramos que un depredador es salvaje cuando únicamente es depredador? La acción de "depredar" (según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua) se refiere a un animal que caza a otros de distinta especie para su subsistencia. La misma definición, referida a cualquier otra cosa que no sea un animal nos dice que depredar es robar y saquear con violencia y destrozo. ¿Somos animales comportándonos como humanos o humanos comportándonos como animales?
Mucha gente que desconoce lo que es el BDSM dirían que quienes lo practicamos somos humanos comportándonos como animales. Lo mismo dirían si viesen la escena de ese hombre observando la mujer arrodillada frente a él. ¿Es ese hombre un depredador? Todo lo que no está con nosotros está contra nosotros.
El hombre acaricia la cabeza de la mujer, lentamente, procurando tranquilizarla. Como el dueño acariciando al perro. De ser un depredador real no perdería el tiempo intentando tranquilizarla, simplemente se lanzaría a su cuello y se comportaría como ese auténtico animal que todos creen que es. No obstante, minutos mas tarde, ese mismo hombre se está comportando de forma animal con la mujer, movido por sus mas bajos instintos. Cazando su alma y transportándola al mas oscuro de los infiernos. Ese yermo donde solo ves piedras y cuesta respirar porque el aire está repleto de ceniza en suspensión.
Si le preguntásemos a la mujer si su voluntad era que ese depredador la arrastrase hasta el infierno, con toda seguridad diría que si. A pesar de sus dudas y su miedo. La mujer ha conocido a depredadores antes pero no eran como él. Pero también eran depredadores y el recuerdo es el que alumbra todos esos miedos y todas esas dudas.
El infierno, como el cielo, solo existen si creemos en ellos y es por eso que poco importa en cual de los dos acabemos nuestros días. La mujer quiere ir al infierno con la misma intensidad que lo rechaza, en el convencimiento de que si el cielo no existe quizás tampoco el infierno. La mujer quiere que toda esa oscuridad que está dentro de ella desaparezca por unos instantes, dejar de pensar, abrir la puerta y permitir que sean otros, un más perversos que ella, los que controlen la situación durante unas horas.
Practicar BDSM es visitar otros lugares en la piel de otras personas. O quizás tan solo se trate de ir al lugar que nos pertenece y despojarnos de toda la ropa para ser quienes realmente somos.
Podéis llamar a todo esto BDSM, podéis ponerle otras etiquetas, podéis decir que es morbo, que es perversión, podéis criminalizarlo o relativizarlo, podéis tener miedo o ser unos inconscientes, podéis caminar por el infierno y abrazar todo cuando otros rechazarían. Podéis hacer lo que os venga en gana, ser quien queráis ser, pero recordad siempre que si hay consenso y respeto, los adjetivos descalificativos estarán tan solo en los ojos de quien mira, no en los vuestros.
Y es que no hay nada mejor que sentirse vivo... o que una tormenta en verano.
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