Arrodillada, con una venda en los ojos, desnuda y con la boca abierta. Así quiero tenerte y así quieres esperarme. En los tiempos que vivimos cualquiera podría decir que mi deseo es machista e incluso enfermo, podrían asegurar también que tu deseo está manipulado o que tienes alguna carencia emocional que te empuja a eso. Juzgar es fácil, es rápido y nos permite pasar página rápidamente. Son ya demasiadas las veces que he escuchado eso de "yo no quiero rollos raros". Como si llevar a cabo tu fantasía desde el respeto y el consenso fuese algo "raro". Frente a este tipo de (pre)juicios yo me atrevería a contestar que el problema no lo tiene quien espera desnuda arrodillada en el suelo sino quien interpreta eso como algo raro, anómalo o enfermo. Nadie que no sea esa persona arrodillada es capaz de transmitir el placer que siente al escuchar a su amo acercarse, acariciar su pelo y meterle el pene en la boca.
Podéis pensar que defiendo esto porque soy hombre y quiero que me pongan las cosas fáciles y no hay nada más fácil para el placer que el hecho de que una mujer me espere arrodillada, desnuda y con la boca abierta. Soy un enfermo ¿verdad? Me aprovecho de las mujeres, posiblemente lo haga porque tengo algún déficit emocional, soy un egoísta y un abusador. ¿Verdad que si?
Pero acostumbra a suceder que las realidades son algo diametralmente opuestas a los prejuicios.
Arrodillada, con una venda en los ojos, desnuda y con la boca abierta. Así quiero tenerte y así quieres esperarme. Y eso no tiene nada de anómalo, ni de enfermo ni de egoísmo. Eso es placer, emoción, alegría, consenso, cariño y... sobre todo... intelectualidad.
Ahora podéis seguir prejuzgando.
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