domingo, 8 de octubre de 2023

El propósito (relato)



La mujer esta arrodillada en el suelo, completamente desnuda a excepción de un sujetador deportivo, sus cabellos están recogidos en una coleta ahora algo despeinada, también tiene la comisura de los labios pintada de semen. La mujer hace ademán de limpiarse esos restos, pero el hombre desnudo frente a ella niega con la cabeza. La mujer recoge entonces ese semen con un dedo que, a continuación, introduce en su boca. Finalmente abre la boca para revelar a su amo que lo ha tragado todo. El amo asiente y le tiende una mano que la mujer atrapa para levantarse. El cuerpo de la mujer tiene algunas marcas en los glúteos, el estómago y también en las piernas, finas líneas rojas que al día siguiente cambiarán de color para inmortalizar quien es y cual se su cometido, para que resuene de nuevo esa imagen donde ha sido usada con el único fin de que su amo obtenga placer y para que ella pueda concebir el mayor de los orgullos conocidos. La mujer está sucia, sudorosa, pero se siente mas hermosa que nunca. Su amo, sin soltarla de la mano, la transporta hasta una cama donde ambos se estiran, ella se abraza a él, colocando su cabeza en su pecho. El amo tira del extremo de una manta bajo la que se ocultan, dejando las cabezas fuera. La mujer cierra los ojos, aun reconoce el sabor del semen de su amo en su boca, pasa la lengua por el interior para apreciarlo unos minutos más. Ojalá seguir así con ese sabor y ese olor que en otro momento la mayoría rechazarían pero que ahora es la sensación más sorprendente porque significa que ha sido capaz de darle placer a su señor. El amo la acaricia suavemente, pasa su mano amistosamente por ciertas partes doloridas del cuerpo de ella. La mujer se acurruca en el pecho de su señor. Lo único que pretendía antes de entrar en aquel piso era dar el máximo placer a su amo y que él se sintiese orgulloso de ella. El único propósito de una sumisa. Aquello que la hace sentirse útil. En su día a día, en “su otra vida” la mujer tiene demasiadas ocupaciones y responsabilidades como para sentirse realmente útil. El motivo es que en el día a día, solventar problemas y tomas decisiones es un continuo que se pisa infatigablemente. Cuando es sumisa solo debe obedecer las ordenes una a una, convertirse en la mejor versión de ella misma que pueda ser. Sentirse realmente útil porque le han dado una tarea y la ha cumplido. Sin problemas, sin responsabilidades, sin tener que pensar en el día siguiente. Ver como su amo alcanza el orgasmo es un momento incomparable. Todo gracias a ella. Sentir su semen, sentir ese placer que se derrama sobre ella o dentro de ella. Y hasta que ese momento sucede, sentir el placer de su amo en la búsqueda, sentir que se siente orgulloso de ella, sentir que todo tiene un propósito a corto plazo que, al acabar, la hace sentir más segura y orgullosa que si hubiese ido a terapia 200 horas seguidas.

Un propósito, esa es la clave.

 - ¿Lo he hecho bien amo? -pregunta ella.

 -Lo has hecho muy bien, estoy orgulloso de ti.

 - ¿Usted cree que podría hacerlo mejor?

 -Claro…

La mujer sonríe para sus adentros porque sabe que las palabras de su amo no son un reproche sino una nueva oportunidad. Siempre puede ser mejor sumisa y lo será. A diferencia de en la vida real donde todos parecen ponerse de acuerdo para que ella no sea la mejor versión de si misma. Pero siendo sumisa, ese propósito es lo que la motiva y la enorgullece: ser mejor para volver a ser mejor aún. Y eso también se filtra en su día a día, como un escape de agua, impregnado el resto de sus quehaceres cotidianos, haciéndola sentir más segura y recordándola que suceda lo que suceda, tiene un propósito ya sea la semana o el mes que viene: servir a su señor.

En ocasiones su amo le permite que ella llegue al orgasmo, cuando eso sucede ella se siente culpable. Pero también se siente orgullosa de que su amo dedique algo de su tiempo para el placer de su sumisa.

En cualquier otro orden de la vida, si observásemos lo que ha sucedido y lo que profesan las dos personas ahora abrazadas bajo la manta, si lo mirásemos sin saber el tipo de relación que asumen, podríamos formar un juicio de valor totalmente alejado de la realidad. Hay que ser ese amo y esa sumisa para entender que todo cuanto de violento, sucio o extraño ha sucedido no es mas que el fruto del amor y la admiración mutua. Fruto de la búsqueda de ese propósito.

Y, a diferencia de lo que sucede cuando alcanzamos el éxito en otros momentos, este momento se repetirá dentro de unas semanas con un resultado parecido. Bueno, bonito y barato. ¿Qué puede haber mejor que practicar BDSM?

La respuesta es sencilla: practicarlo con alguien que te comprende mejor que tu misma para convertirte en la mejor versión de ti misma. Esa sumisa que siempre has sido y siempre serás.

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