sábado, 23 de noviembre de 2024

Las cinco posibles respuestas (relato)

 



El mensaje llegó a la mañana siguiente, poco después de las ocho. Simple, directo, como un reto que parecía haber sido escrito para encender cada fibra en su cuerpo: 

"Hoy, si confías en mí, ven a mi casa. No importa a qué hora vienes, no tienes que avisar antes. No digas si vas a venir o no, prefiero esa incertidumbre. Sólo hay una condición: si vienes deberá colocarte en los ojos una venda que encontrarás en la entrada. No me verás hasta que acabemos la sesión." 

Ella leyó aquellas palabras varias veces, maldiciendo todas y cada una de las letras, con el corazón latiendo más rápido con cada lectura. Habían estado jugando, enviándose mensajes, bordeando las difusas fronteras entre la broma y la realidad, siempre dispuestos a dar un paso atrás y echarse unas carcajadas como si todo aquello nunca hubiese podido ser real.

Pero esto era diferente. 

Antes eso tenía cinco posibles reacciones.

Podría ser curiosa pero cauta, tirando un poco más del hilo, con la seguridad de que no iba a romperse. También podría ser directa y escéptica, respondiéndole si acostumbraba a enviar ese mensaje a todas las mujeres con las que deseaba acostarse. Otra respuesta podía romper el equilibrio del misterio, forzándole a revelar su identidad. Una respuesta tan difícil como la que sale de la precaución y la distancia, contestando de forma negativa o ni tan siquiera respondiendo. Y, finalmente, estaba la respuesta entusiasta, respondiendo afirmativamente, doblegándose ante el juego.

De inmediato, el miedo comenzó a secuestrar su razón. "¿Y si algo sale mal? ¿Y si esto no es seguro? ¿Y si no lo conoces tanto como crees? ¿y si nuestras parejas se enteran?" A pesar de las dudas, una parte de ella continuaba intrigada. Él siempre se había mostrado respetuoso, cuidadoso con sus palabras y gestos. Pero este juego nuevo, esta propuesta, la sacaba por completo de su zona de confort. 

¿Iba a convertirse en la mujer pasiva que responde de forma entusiasta ante el juego de un casi desconocido? Ella no era así. Aunque a veces fantaseaba con serlo. Ahora debía tomar una decisión. Se levantó del sofá y empezó a caminar por el salón. Su cuerpo estaba tenso, dividido entre la tentación y el terror. La idea de entregarse a lo desconocido, de confiar ciegamente —literalmente—, chocaba con todo lo que había aprendido sobre protegerse y mantener el control.  Chocaba con el sentir amor por otro, el miedo a hacer daño a alguien tan solo porque su deseo y su curiosidad eran mas fuertes que su amor.

Sin embargo, otra voz, una más suave pero firme, comenzó a hacerse notar. "Esto no se trata de ninguno de los dos hombres, se trata de descubrir hasta dónde estás dispuesta a llegar. De confiar en tu intuición y tus límites." 

El hombre que le había enviado el mensaje había dejado claro que podía decir que no. No habría preguntas ni reproches. Volverían a verse rodeados de otras personas y nunca confesaría lo sucedido, como si aquel juego inacabado nunca hubiese comenzado. Pero, si aceptaba, estaría entrando en un territorio completamente nuevo, donde la vulnerabilidad sería la clave.  ¿Para que arriesgarlo todo? No tenía sentido.

Esa mañana, mientras se vestía frente al espejo, ella decidió ponerse una ropa más atrevida de lo normal. No estaba segura del motivo. Quizás solo era alargar el juego unas horas más. Llegar al borde del abismo y dar un paso atrás.

La diferencia era esa: un paso que, aunque fuera pequeño, la empujaba hacia lo desconocido. 

La curiosidad, latía fuerte en su cabeza, en su corazón, sentía mismo palpitar en su vagina, recordándole que, en ocasiones, la valentía no es la ausencia de miedo, sino avanzar a pesar de él.

Salir vestida de aquella forma, con una falda, medias negras, una camisa ligeramente transparente, ropa interior de encaje y escondida bajo un abrigo. Todo el mundo podría verla, pero nadie sabría que se había vestido de aquella manera para ir a casa de un hombre al que apenas conocía para ponerse una venda en los ojos y permitir que él la desnudase lentamente.

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