La observó moverse con una gracia que no se traducía en las fotografías. Sus manos, pequeñas pero firmes, manejaban las botellas con una precisión casi hipnótica. El sonido de su risa corta, al responder a un cliente, atravesó el ruido del bar y llegó hasta él, haciendo que se le tensara la espalda.
Pidió una cerveza, más por necesidad que por excusa. Cuando ella se acercó para atenderle, le ofreció una sonrisa breve, contenida. Su mirada lo estudió por un momento, y él se preguntó si había algo que delatara su propósito. ¿Alguna vez le había dicho como era? Tampoco le había enviado ninguna foto a ella. ¿Quizás la voz? Tampoco... todo era imaginación suya. La estrella mas brillante del universo no podía adivinar quien era, de ninguna forma.
-¿Algo más? -preguntó ella, con una voz que resonaba más suave de lo que había imaginado.
-Nada, todo perfecto -respondió él, midiendo cada palabra.
Ella asintió, sus labios curvándose apenas, y volvió a su danza detrás de la barra. Él siguió bebiendo despacio, viendo cómo interactuaba con los demás, cómo su energía llenaba el espacio sin pretensiones. No se trataba solo de atracción; era el misterio, el puente entre lo que conocía de ella y lo que ahora veía. El tiempo pasó entre sorbos y silencios, entre las sombras de las velas y las risas distantes. Finalmente, cuando ella se acercó para retirar su vaso vacío, él tomó valor.
-Sabes quien soy ¿verdad?
-No se de que me habla, señor -dijo, con un tono de desafío en su tono.
No supo si lo había reconocido o si simplemente jugaba con él. Pero en ese momento, el abismo entre lo virtual y lo real parecía haberse estrechado, lo suficiente como para dejar entrever ese rayo de sol que aparece entre dos nubes negras, de repente.
Entonces ella sonrió, una sonrisa que él no había visto desde que había empujado las puertas del bar del hotel.
La mujer volvió al cabo de un rato, con otra cerveza que plantó frente al hombre.
-Invita la casa -dijo ella volviendo a mostrarle esa sonrisa.
Una sonrisa solo para él
-¿Estás segura? ¿No te meterás en un lío?
-Es el máximo lio en el que me meteré hoy, creeme -dijo volviendo a sonreírme antes de desaparecer por alguna puerta del local.