Cuando digo (o escribo) "practico BDSM", también en demasiadas ocasiones, escucho (o leo) comentarios del tipo "¿te gusta pegar a la gente?" o "a mi no me van esas cosas tan raras" o "eso es de enfermos". Si tuviese que contestar diría que nunca he pegado a nadie ni disfrutaría haciéndolo, diría también que a mi me parece raro que la gente coma caracoles pero no lo digo en voz alta (ahora si, vaya) y que no soy un enfermo, de hecho nunca he cogido una gripe.
La criminalización nace del desconocimiento, nace de ese etiquetaje rápido que hacemos de las cosas. También nace de la cultura popular, eso que hemos visto en novelas, películas, etc. pero que no deja de ser ficcionar la realidad.
Nunca se me ocurriría juzgar algo que no he hecho. Básicamente porque desconozco de que se trata, he podido leer o recibir información pero todo eso es información subjetiva. Por supuesto que nunca me ataría una cuerda alrededor de la cintura y me lanzaría de un puente, pero no se me ocurre decir que quienes lo hacen están locos o son unos irresponsables.
"¿Te gusta pegar a la gente?" Esa pregunta es la clave. En el BDSM hay práctica que implican golpear o humillar a la otra persona. En primer lugar, hay que aclarar que no es necesario hacer eso, no es obligatorio, si no eres cruel no vendrá el rector de la universidad del BDSM y te quitará el título. Pero si por el motivo que fuese sientes placer golpeando y/o humillando y encuentras a otra persona que obtiene placer siendo golpeada y/o humillada. ¿Qué hay de malo en eso si existe conocimiento y consenso? Es el mismo ejemplo del puenting, a mi me parece una locura pero no juzgo a la gente que lo hace de locos, principalmente porque nunca lo he hecho, porque no lo he sentido y porque no soy capaz de comprender que sienten ellos (no puedo meterme en su cabeza).
Criminalizamos de forma involuntaria y cuasi automática porque es la forma de sentirnos mejor con nosotros mismos. Porque vivir en lo binario es lo más cómodo. Esto esta bien. Esto está mal. Y a otra cosa. Y lo entiendo, yo hago lo mismo, también de forma involuntaria, aunque pretenda siempre meterme en la piel del otro para no juzgarlo (y así no sentirme juzgado). Pero la criminalización del BDSM seguirá ahí. ¿El motivo? Las prácticas, por supuesto. En este blog hay descripciones de muchas prácticas y la mayoría de ellas, desde el desconocimiento del consenso y la esencia del BDSM; parecen repugnantes, criminales y/o moralmente reprobables.
Vayamos a la mas básica, la que provoca mayor rechazo: un hombre pegando a una mujer en una sesión BDSM.
No voy a defender eso. No voy a criminalizarlo. Voy a intentar analizar porque eso causa tanto rechazo aunque nazca de la voluntad y el consenso.
En primer lugar, cuando la gente dice eso dice "un hombre pegando a una mujer" y no dice "un amo pegando a su sumisa", Olvidan los roles y la voluntariedad que hay detrás de ese rol, las intenciones y las personalidades. También olvidan que ese hombre está pegando a esa mujer porque la mujer lo desea tanto como él, porque ambos obtienen placer. Pero claro... seguirá siendo "Un hombre pega a una mujer" y en una sociedad como la del siglo XXI, eso es inaceptable.
En el BDSM no es necesario que nadie humille ni pegue a nadie, hay cientos de prácticas alternativas, pero si eso sucede, esa violencia no debe ser juzgada a la ligera.
Porque BDSM no es violencia de la misma forma que la violencia no es BDSM.
El BDSM se basa en el SSC: sano, seguro y consensuado. Si una de esas tres cosas fallan, no es BDSM. Así que si es SSC, vamos a dejar los juicios de lado ¿de acuerdo?