Algunas personan asocian la palabra BDSM a dolor y oscuridad. Asocian
el BDSM a la famosa frase de Churchill de “sangre, sudor y lágrimas”. Pero BDSM
no es eso. O no es tan solo eso. BDSM toma su base en que hay una persona que domina y otra que es dominada. Dentro de este escenario todo vale, desde lo más
simple a lo más complejo. Repito: todo vale, sin embargo, recordemos también que es un "todo vale" dentro del consenso.
He escrito mucho sobre el tema de la privación de la vista en la primera sesión (o el primer encuentro). ¿Vendarle los ojos a alguien es BDSM? Depende de cuanto suceda después. En uno de los relatos de mi blog titulado “Breve encuentro” explico un encuentro BDSM (que sucedió exactamente como se cuenta) donde lo único BDSM que hay es un antifaz y cierto lenguaje. Cojamos ese relato: imaginad un encuentro entre dos personas donde una tiene los ojos vendados mientras la otra persona la masturba. Utilicen lenguaje duro o no… ¿Es BDSM porque una persona tiene los ojos vendados? ¿O es BDSM porque una persona adopte una postura sumisa y la otra adopte una postura dominante? ¿Y si se comportasen igual sin la venda en los ojos?
¿La diferencia es una venda en los ojos? ¿La diferencia es
el lenguaje que empleemos? ¿La diferencia es la actitud sumisa o dominante de
una de las personas? Demasiadas preguntas que, aunque las respondamos correctamente, tampoco conseguiríamos el milagro de saber exactamente que es BDSM y que no lo es.
Resulta irónico que, yo que practico BDSM, escriba en este blog sobre BDSM las siguientes palabras: olvidad de las etiquetas. Que no os tiré para atrás las famosas siglas BDSM. Haced lo que os venga en gana, pero hacedlo, experimentad, jugad, intentad llevar vuestras fantasías a la realidad. Buscad el placer que nace del deseo. Nunca dejéis de imaginar, de desear, de jugar. Somos como niños pequeños en un escenario adulto y eso nos permite (desde el consenso) llevar a la realidad cualquier fantasía que ideemos.
Por eso, no deis un paso atrás cuando leáis las siglas BDSM y llevad a la realidad todas vuestras fantasías (siempre desde el consenso y el respeto) porque,
como siempre repito, no es lo mismo vivir que sentirse vivo. Y si no te sientes vivo, si te dejas arrastras por la rutina o la cotidianeidad, entonces la vida no merece tanto la pena.
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