En el BDSM, una de las muchas prácticas que existen es el uso de la violencia ya sea verbal o física. Vaya por delante, y como medicamento para los posibles ofendiditos: estamos hablando de algo que se hace dese el consentimiento de todas las partes. Es más, es algo que se hace porque produce placer.
Recomendación: quizás haya gente que lea esto y juzgue a alguien que obtenga placer con la violencia como la consecuencia de un problema mental. Si esto es así, no hace falta que sigas leyendo, quedas liberado para seguir con tus tareas diarias sin la necesidad de perder el tiempo intentando comprender las reflexiones de quien, para ti, es un enfermo mental.
A partir de este párrafo vamos a intentar no diferenciar el tipo de violencia, si es verbal o física, de esta forma abreviaremos texto, evitamos repeticiones y lo tendremos todo mucho más claro. Por supuesto que la violencia verbal es diferente de la física: pero ambas son violencia. De eso estamos hablando.
¿Cómo es que alguien puede disfrutar siendo violento o recibiendo violencia? La clave está en el punto de vista. Querido/a lector, quizás te sorprenda pero tú has disfrutado muchas veces de la violencia. ¿No estás de acuerdo? Te lo explicaré desde mi púlpito de pretendida superioridad para iluminar tu triste vida: por ejemplo, tu has disfrutado cientos de veces con la violencia en película o en series. ¡No, eso es mentira! Argumentarás como primera defensa a este ataque. Claro, tu no has disfrutado con la extrema violencia que ves en series como "Juego de tronos" o "The walking dead", no disfrutas con la violencia en las películas de acción. Claro que si, tu nunca has disfrutado viendo violencia.
De acuerdo, llegados a este punto en que te has dado cuenta de que realmente disfrutas con la violencia, te contaré algo: soy un tramposo. Estoy hablando de "violencia" sin tener en cuenta el contexto... hablo de violencia en la ficción o como forma de arte y eso, no tiene nada que ver con la violencia en si misma. ¿Verdad? Entonces déjame preguntarte algo: ¿por qué juzgas a dos personas que a modo de performance y metidos en un rol, juegan con la violencia consentida como parte de ese placer que es diferente pero parecido al que tu experimentas con la violencia en la ficción?
Ah, que la violencia es violencia solo si es real, da igual que sea consentida. Y para ti, la violencia es algo que criminalizas desde que tienes uso de razón.
No te convenzo ¿verdad? Permíteme entonces que de paso a alguien que sabe más que yo (algo bastante fácil, por otro lado)
"La comprensión contemporánea del sadismo y el masoquismo ha evolucionado más allá de las teorías de Freud y otros pioneros. Hoy en día, muchos psicólogos y sexólogos consideran que estas prácticas, cuando se realizan de manera consensuada, pueden ser formas saludables de explorar la sexualidad y la identidad personal.
Tanto las prácticas propias del sadismo como del masoquismo pueden ser expresiones de deseos y fantasías pero deben negociarse y acordarse entre adultos, de forma consensuada y responsable. En este sentido, la comunicación abierta y la confianza son fundamentales para asegurar que estas prácticas se realicen de manera segura y respetuosa.
Por último, destacar que el sadismo y el masoquismo siguen siendo temas fascinantes y complejos dentro del campo de la psicología. Al explorar estas prácticas con una mente abierta y una comprensión de sus raíces y manifestaciones, podemos apreciar mejor la diversidad de la experiencia humana y la profundidad de nuestras motivaciones psicológicas. En última instancia, lo más importante es reconocer y respetar los límites y deseos de todos los involucrados, asegurando que cualquier exploración de estos comportamientos se realice de manera consensuada y segura"
¿Y yo que opino de todo esto? Buena pregunta (dice quien ha hecho la pregunta en un ejercicio de ego infinito)
Como amoral que soy (entendiendo la amoralidad como que no sigue la moral establecida), no tengo ningún problema con la violencia en el BDSM. Si me preguntas si me gusta infringirla como amo te contestaré que no es mi práctica favorita a no ser que tenga claro que la otra persona disfruta con eso, en ese caso me encanta. No soy un sádico, no necesito eso en una sesión a no ser que la otra persona lo desee (con tendencias masoquistas) o desee probarlo. En ese caso, como en todo en la vida, me entrego a fondo. Y lo disfruto, claro, pero no por la violencia en si que, en cierta forma, rechazo aunque sea en un entorno consentido, la disfruto porque veo disfrutar a la otra persona.
De eso se trata todo.