En algunas ocasiones, las decisiones que tomamos están movidas por meros impulsos eléctricos. En el BDSM sucede que muchas personas reflexionan sobre si hacerlo o no durante un largo periodo de tiempo, valorando y volviendo a valorar los pros y los contras de comenzar en el BDSM. Y de repente, un día, ese impulso eléctrico les mueve a tomar una decisión en positivo (porque no hacer nada es lo mismo que decidir no hacer nada). Esa decisión, nacida de un impulso, tiene una mecha hasta llegar o a explotar. En ocasiones la mecha es kilométrica y otras veces es tan corta que imaginaremos que nos explotará en las manos tan solo acercando la llama del mechero. Pero siempre tiene una mecha. Como cuando nos regalan un pack de esos de "cena para dos" o "experiencia en el pirineo" y vemos que solo tenemos seis meses para reservar o perderemos el regalo, La mecha corta tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja es que facilita las decisiones. La desventaja es que cuando se acaba la mecha, vuelve la monotonía.
Si habéis tomado la decisión de practicar BDSM ya sea movidos por un impulso o porque habéis sopesado pro y contras y habéis decidido hacerlo, mi (modesto y seguramente equivocado) consejo es que tengáis paciencia. Que intentéis estirar de la mecha todo lo posible para que siga quemando sin apagarse. Porque cuando decidimos comenzar en el BDSM, las cosas no son instantáneas. Las personas tenemos una vida al margen de los roles y de las máscaras. Una vida llena de cosas que hacer, compromisos o dificultades. Cuando decidimos ir a un restaurante, reservamos mesa un día y una hora en concreto, eso nos obliga a adquirir un compromiso concreto: a tal día y a tal hora estaré en tal lugar. Pero cuando decidimos comenzar en el BDSM, decidimos que quedaremos con alguien, cuadramos agendas, esperamos a estar tranquilos o a tener toda una tarde, Esperamos a estar solos o a que el lugar esté disponible. Cuando decidimos comenzar en el BDSM no reservamos un día y una hora concretos en un lugar concreto y eso hace que la mecha siga quemando y quemando con el riesgo de que se apague, dependiendo de lo larga que sea. Cuanto más larga sea la mecha, más posibilidades hay de que se apague antes de que explote.
Dicen que la paciencia es la madre de la ciencia. El BDSM también es ciencia: la química del placer. Tengamos pues paciencia pues la ciencia está ahí y si queremos experimentarla, deberemos hacer que la mecha siga quemando hasta encontrar ese día, esa hora y ese lugar. Por mucho que todos los miedos nos impulsen a humedecer nuestros dedos y a apagar la mecha.