En los últimos meses he escuchado a mucha gente expresar que necesita "tomar aire" lo cual me parece comprensible viviendo los tiempos que vivimos donde estuvimos tres meses recluidos, caminamos con una mascarilla cubriéndonos la boca, trabajamos cinco días a la semana en pijama desde casa o nuestros viajes alrededor del mundo se han convertido en un fin de semana en una casa rural. Lo ilógico sería decir "todo va bien".
La expresión tomar aire esta asociada a sacar la cabeza del agua y respirar. Porque si no respiramos: fallecemos. Pero tomar aire significa romper con todo (o con parte). Decimos que tenemos que "tomar aire" cuando algo en nuestra vida está tambaleándose. Y ese algo, ha de cambiarse. La expresión "tomar aire" se asocia a "aire nuevo", no es posible salir a tomar aire para respirar el mismo aire viciado. Y el significado de "aire nuevo" es "actitud o fuerza renovadoras". Necesitamos tomar aire para renovarnos, para reinventarnos.
Voy a circunscribirme al "tomar aire" en una relación BDSM. Alguna gente me dice "quiero comenzar en el BDSM porque necesito tomar aire en mi vida" o bien "necesito cambiar esta relación BDSM porque necesito tomar aire", El tomar aire en el BDSM es tanto una puerta de salida como de entrada. Si estamos fuera necesitamos entrar aire para entrar. Si estamos dentro, necesitamos tomar aire para salir. Porque en el lugar donde nos encontramos, el aire es espeso, está lleno de humo y cuesta de respirar, el lugar donde estamos hace mucho que no se ventila, Demasiado. Y sea como sea, necesitamos tomar ese aire fresco que nos revitalice. La mayoría de las veces, esa necesidad de aire fresco no es más que huir de la rutina. Lo queramos llamar como lo queramos llamar, lo disfracemos con las mil excusas que queramos. Porque admitir que estamos inmersos en la rutina es admitir que estamos siendo conformistas. Y eso no apetece.
Tanto si queremos comenzar una relación en el BDSM como acabarla (para que ese cambio repleto de aire fresco llegue) lo primero que tenemos que reflexionar es sobre nuestro sentido en el BDSM. Nuestra valía (para bien o para mal) no va en función de la persona con quien estamos, con quien queremos estar o con quien queremos dejar de estar. Porque el BDSM es un emocional y dado a la dependencia. Nuestra valía es independiente de con quien nos relacionemos. Es igual de sumisa una mujer que tiene dominante que una la que no lo tiene. Es igual de ama una mujer que tiene dominados que una que no los tiene. Nunca he valorado a una sumisa por lo que es capaz de hacer, sino por su esfuerzo, Nunca hay que valorarse por con quien estamos o por cuantas cosas somos capaces de hacer. Tenemos que valorarnos por quien somos, independientemente de juicios ajenos. Porque siempre habrá alguien dispuesto a regalarnos los oídos o a querer hundirnos más en ese mar. Y siempre que sucede eso, esa persona lo hace para su propio beneficio, aunque sea de forma inconsciente. El ser humano es egoísta por naturaleza y para luchar con eso solo nos queda combatir con la misma arma: ser nosotros también un poco egoístas.
La única forma de tomar aire es aislarnos de lo que nos dicen (sea positivo o negativo), aislarnos de quien nos lo dicen, también aislarnos de lo que creemos que deberíamos y hacer. Debemos centrarnos en quienes somos y en lo que necesitamos. NOSOTROS. Y es entonces, cuando NOSOTROS libres de hipotecas morales o emocionales, libres de ese peaje que tenemos que pagar de forma inconsciente y día a día, tomamos una decisión, sacando la cabeza del aire y respirando profundamente ese aire fresco que nos devuelve a la persona que éramos o que queremos ser. Y eso tiene un precio, pero es necesario. Porque lo contrario significaría seguir viviendo lo que ya hemos vivido durante años y seguir siendo quienes otros quieren que seamos.
Debemos hacer oídos sordos a quienes quieres reteneros a su lado o a quienes quiere que vayamos hacia ellos. Porque si necesitáis tomar aire, aquí solo importa una cosa: VOSOTROS. Y las grandes decisiones no las puede tomar nadie por VOSOTROS. Pero hay que tomarlas porque, de lo contrario, nos ahogaremos.
Para evitar ese río donde estamos ahogándonos tenemos que imitarlo: debemos fluir como el río, pensar tan solo en NOSOTROS, haciendo oídos sordos a quienes nos rodean y que suceda cuanto deba suceder. O no. Y lo repito, hay que hacer oídos sordos tanto a quien nos dice que nos dice que no tomemos ninguna decisión, que todo está bien, como a quien nos dice que tenemos que tomar una decisión, que tenemos que tomar aire fresco. La decisión de salir a tomar ese aire fresco es única y exclusivamente NUESTRA.